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Historia de la Música

Juan Bautista Plaza

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DIFUSIÓN DE LA ÓPERA EN EUROPA EN EL SIGLO XVII

Orígenes de la ópera en Francia
Jean-Baptiste Lully
La ópera en Alemania
Heinrich Schütz
La ópera en Inglaterra
Henry Purcell

Orígenes de la ópera en Francia

La historia de la ópera en Francia está íntimamente relacionada con la de la ópera italiana, de la cual deriva. Antes de la introducción de la ópera italiana, estaban muy en boga en París los Ballets de Corte, espectáculos que consistían en intermedios musicales con danzas, los cuales se ejecutaban en las representaciones de comedias y dramas pastoriles. En 1581 se montó con gran lujo en El Louvre el Ballet cómico de la Reina, cuyo autor, Baltazzarini era un violinista italiano. Aquel ballet era una especie de acción danzada en la cual figuraban arias, cantos dialogados, coros, etc., sin ninguna unidad dramática. Fue ese el primer ensayo de comedia-ballet, género que llegó a adquirir cierto prestigio como espectáculo cortesano, pero que luego decayó. Se debe al Cardenal Mazarino la importación a Francia de la ópera italiana a mediados del siglo XVII. El Orfeo de Luigi Rossi y las óperas Jerges y Hércules amante de Cavalli, se cuentan entre las primeras óperas italianas que fueron representadas en París. A pesar de cierta oposición que encontraron, estas óperas despertaron interés entre algunos compositores franceses, quienes concibieron la idea de crear una ópera nacional, basada en la declamación francesa. El principal de estos compositores fue Robert Cambert, quien encontró un colaborador en el abate Perrin, poeta muy mediocre; de aquella colaboración nació primero una comedia titulada Pastoral, representada en 1669 y, dos años más tarde, la ópera Pomone, de cuyo éxito da idead hecho de haber obtenido no menos de 146 representaciones. Con éstas quedó inaugurado en París el primer teatro de ópera, en 1671. La música de Cambert no carecía de méritos, pero su fortuna duró poco debido a las dificultades pecuniarias que surgieron entre la música y el poeta. Fue entonces cuando apareció en escena Lully, quien se hizo cargo de la situación y cuya personalidad es la que ofrece mayor interés en la historia de la ópera francesa en el siglo XVII.

Jean-Baptiste Lully (1632-1687)

Nació en Florencia de padres florentinos. A la edad de 14 años fue conducido a Francia por el Duque de Guisa, quien lo confió a la hermana del rey, Madame de Montpensier, para que le sirviera de distracción. Después de realizar estudios de violín, de clave y de composición, ingresó en la banda de los violines del Rey, de la cual llegó a ser inspector general, a la vez director de los “Pequeños violines”, conjunto instrumental formado por él. Poco después, “fue nombrado compositor de cámara y, desde entonces, tomó parte activa en los ballets de la Corte, interviniendo como director y compositor y también como actor y bailarín”. Años mas tarde llegó a ser intendente de la música de la Corte y director de la Academia Real de Música, transformada después de la Revolución Francesa en la Ópera de París. En el ejercicio de este último cargo Lully se mostró como un verdadero dictador de la música en Francia. Su ambición era desmedida; murió dejando una cuantiosa fortuna.

En la formación musical de Lully “influyeron la escuela sinfónica francesa, los maestros del Aria de corte y los numerosos artistas italianos establecidos en París, Cavalli, entre otros”. Le dejó a Francia un nuevo tipo de ópera y una escuela de cantantes y de ejecutantes. La orquesta ejemplar que él organizó llegó a constituir la admiración de cuantos músicos visitaban a París.

La obra de Lully comprende numerosos ballets y pastorales en música, más 18 óperas, entre las que descuellan Alcestes, Armida, Isis, Amadís de Gaula, Rolando... El estilo de estas obras es pomposo y a veces frío. Como los florentinos de la Camerata, Lully se preocupó mucho por darle importancia al recitativo dramático, sólo que en lugar de tratar de imitar la antigua monodía de los griegos, se cuidó de interpretar musicalmente la declamación de los artistas trágicos franceses de su época. El poeta que colaboró de preferencia en sus óperas fue Quinault. Tuvo también por colaborador al ilustre Moliere. Entre sus innovaciones más importantes se cuenta la de haber creado el tipo de Obertura Francesa, la cual comprende tres secciones que se suceden en este orden: Lento, Rápido, Lento. Este tipo de obertura fue imitado hasta mediados del siglo XVIII por casi todos los grandes músicos europeos. La influencia de LulIy fue considerable en el ulterior desarrollo de la ópera en Francia.

La ópera francesa decayó después de la muerte de Lully. Los compositores más notables que le siguieron fueron: André Campra (1669-1744), autor de la ópera instrumental, de estilo sobrio y elegante. Más, quien ha de considerarse como verdadero sucesor de Lully es Rameau, en el siglo XVIII. El estudio de su personalidad y de su obra pertenece a otro capítulo.

La ópera en Alemania

En Alemania la ópera comenzó a desarrollarse más tarde que en Francia y fue por mucho tiempo fruto de la imitación italiana. Antes del siglo XVII las producciones alemanas de carácter músico-dramático se limitaban a los Misterios, a las Moralidades, o bien a las Farsas Carnavalescas, entre las que descuellan las de Hans Sachs y las de otros poetas populares. Hubo también espectáculos y ballets representados en las cortes principescas. La ópera florentina y el estilo representativo fueron introducidos por Schütz.

Heinrich Schütz (1585-1672)

Fue el más importante y genial de los compositores alemanes que precedieron a Bach. Discípulo de Giovanni Gabrieli, en Venecia, supo unir la dulzura y majestad de la música palestriniana y veneciana al vigor de la música germánica. Después de haber realizado varios viajes a Italia, se radicó en Dresde, ciudad donde transcurrió la mayor parte de su vida. Schütz fue el primer compositor alemán que escribió una ópera en el estilo representativo de la Camerata florentina. Esa ópera fue Dafne, sobré el mismo libreto de Rinuccini (traducido al alemán) que había servido a Peri para su ópera del mismo nombre. Fue estrenada en Torgau en 1627; la música se ha perdido, pero se sabe que su estilo era a imitación del de Peri. Las obras que se conservan de Schütz pertenecen al género religioso y son las más importantes de su producción. Ellas son las Sinfonías Sagradas, especies de oratorios para voces e instrumentos sobre asuntos bíblicos. En estas magníficas composiciones se anuncia ya el futuro estilo de Bach. Compuso Schütz, además, cuatro Pasiones, muy expresivas y de estilo muy dramático, particularmente en las partes corales, y las Siete Palabras, no menos dignas de atención, más numerosos Salmos y Motetes. En todas estas obras es de advertir la influencia que ejerce en ellas la Reforma Luterana.

La música de Schütz cayó en el olvido durante muchos años. La guerra de treinta años y las contiendas político-religiosas de la época contribuyeron a paralizar por largo tiempo el desarrollo de la música alemana. La influencia de la música italiana se hizo sentir cada vez más, sobre todo en Austria y en el Sur de Alemania. En Viena los compositores italianos fueron siempre los más protegidos por los monarcas o por la nobleza; por ello tardó tanto la ópera alemana en abrirse camino. A fines del siglo XVII, no obstante, se inicia en Hamburgo un primer florecimiento de la ópera nacional. El más antiguo compositor que vemos figurar allí es Johann Theile (1646-1724), discípulo de Schütz y autor de la ópera Adán y Eva, escrita a imitación del estilo italianizante de la época y estrenada en 1678, con ocasión de la apertura del Teatro de Ópera de Hamburgo. La ópera alemana que se desarrollaba en esta ciudad se fue a la larga depurando y adquiriendo un estilo más independiente. Ello fue obra principalmente de los compositores Reinhard Keiser (1674-1739), Johann Mattheson (1681-1764), quien fue, además un crítico muy afamado, Georg Philipp Telemann (1681-1767), y, por último Georg Friedrich Handel (1685-1759). Con todo, nunca llegó a constituirse por esa época la ópera genuinamente nacional, ya que la influencia italiana siguió siendo más o menos preponderante. Mozart y Weber serán más tarde los verdaderos creadores de ópera alemana.

La ópera en Inglaterra

Géneros precursores de la comedia musical y de la ópera inglesa fueron las Mascaradas populares (Masks), las cuales ofrecían mucha analogía con las Mascherate italianas. Eran, al principio, representaciones alegóricas mudas, tan sólo acompañadas por algunos instrumentos. Más tarde la música adquirió mayor importancia. Figuraban también a menudo, intermedios musicales en los dramas y comedias de Shakespeare. El estilo recitativo italiano puede ya observarse desde muy temprano en el 1er. libro de Canciones y Arias que publicó en 1600 el compositor Robert Jones, casi al mismo tiempo que Caccini publicaba en Italia sus Nuove Musiche. Eran monodias con acompañamiento de laúd. Pero fueron las Mascaradas el género dramático más propicio para recibir la influencia de los creadores florentinos del drama musical. Desde 1617 se empieza a componer mascaradas en las que se introduce el estilo recitativo. Muchos de aquellos suntuosos espectáculos sirvieron de modelo a la corte de Francia.

Transcurrieron, sin embargo, muchos años antes de que se creara la genuina ópera nacional inglesa. Ello fue obra de Matthew Locke (1630-1677) y de Henry Purcell. Locke fue más bien un precursor. Compuso casi toda la música de la mascarada Cupido y la Muerte, que viene a ser ya una verdadera pequeña ópera estrenada en 1653. Como gran conocedor que era de la música instrumental, contribuyó con sus obras para conjuntos de cuerdas a establecer el género de la suite. El elemento sinfónico empieza con Locke a desempeñar un importante papel en el drama.

Henry Purcell (1658-1695)

Es el genio musical más grande que ha producido Inglaterra. Nació en Londres, ciudad donde transcurrió su breve existencia. Hijo del director del coro de la Abadía de Westminster, llegó a desempeñar el cargo de organista de dicha Abadía y, más tarde, el de compositor del Rey.

La producción de Purcell comprende numerosas obras teatrales, música religiosa y música instrumental. “Artista cosmopolita, conocía todas las tendencias de su época sin perder por ello su carácter genuinamente inglés, pura representación del genio de su raza”. Su primera ópera fue Dido y Eneas. En ella, la influencia italiana se advierte como reacción contra el teatro francés, del que era enemigo. Con el Rey Arturo dejó Purcell el modelo de la ópera británica. “El papel de la música es casi episódico en esta obra, pues se limita a las escenas pastoriles y de fantasía. Pero la partitura encierra el más alto valor, ya que está impregnada de la deliciosa poesía de las canciones populares inglesas”. Purcell fue uno de los primeros en introducir en la ópera el recitativo dramático acompañado por la orquesta, innovación de mucha trascendencia para el porvenir del drama musical.

Entre las obras instrumentales de Purcell se cuentan fantasías a 3 y 4 partes entre las que descuella la llamada Golden Sonata (Sonata de Oro) y numerosas composiciones para clave. En el género religioso compuso numerosas Anthems (especie de motete), Himno, Te Deum, Cánticos, etc.

Después de Purcell, quien no dejó escuela, el teatro en Inglaterra vuelve a decaer hasta mediados del siglo XVIII, época en que, por obra principalmente del gran músico alemán Georg Friedrich Handel vuelve la ópera a renacer, aunque con carácter nacional.

 

Notas del Editor

Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este trabajo no están indicadas en los originales.

 

Al utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:

Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos. Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2004

 
 
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