XXVII
El poema sinfónico. La Procesión del Rocío,
de Turina. Las fuentes de Roma, de Respighi. El aprendiz de
brujo, de Dukas
Las dos ilustraciones musicales que ya comentamos: Una
noche en el Monte Calvo, de Mussorgsky, y Finlandia, de Sibelius,
constituyen hermosos ejemplos de poemas sinfónicos breves, llenos de
ímpetu y de fantasía. Ahora seguiremos hablando del desarrollo de este
importante género musical. En las primeras décadas del siglo XX, el
poema sinfónico presenta dimensiones mucho mayores. Ha contribuido especialmente
a desarrollar este género, según las nuevas tendencias de la música
europea, el compositor alemán Richard Strauss, a quien no hay que confundir
con Johann Strauss, el autor de ciertos célebres valses vieneses, es
una de las figuras prominentes de la música contemporánea. Innovador
atrevido, Strauss ha llegado a introducir en sus numerosos poemas sinfónicos
una variedad de estilos y una riqueza expresiva verdaderamente sorprendentes.
Para muchos oyentes, tales poemas resultan a menudo bastante difíciles
de entender. Algunos de ellos, tales como Muerte y transfiguración,
o Así hablaba Zaratustra, están basados en asuntos filosóficos,
según lo indican los referidos títulos. Se requiere, por lo tanto, cierto
grado de preparación para poder llegar a familiarizarse con tal género
de música. Así, pues, no nos detendremos a comentar la fecunda producción
sinfónica de Strauss, cuyos poemas son casi todos muy extensos, y nos
referiremos a otros tipos de poemas sinfónicos u obras similares, pertenecientes
a la producción europea contemporánea. De esta manera, completaremos
los sencillos comentarios que hemos venido dedicándole a este sugestivo
género de música instrumental, el más moderno de todos.
Para que pueda apreciarse siquiera de una manera muy general,
la riqueza de formas, así como la diversidad de asuntos pictóricos y
literarios en los que se inspira el poema sinfónico de estilo moderno,
ofreceremos como ejemplo tres obras importantes que pueden considerarse
típicos exponentes de lo que ha llegado a ser este género musical en
estos últimos tiempos.
La primera de éstas es el cuadro sinfónico titulado La
Procesión del Rocío, del compositor Joaquín Turina, uno de los más
prestigiosos valores de la escuela española de principios del siglo
XX. Es un cuadro de género, vivo de color, basado en motivos locales.
El propio Turina nos ha dejado el programa de su obra en el texto siguiente:
“Todos los años, en el mes de junio, la Procesión del Rocío, en la que
toman parte, en sus carruajes, las mejores familias de la ciudad, hace
su entrada en Triana, en honor de la Virgen cuyo estandarte es paseado
con música en medio de una brillante cabalgata, sobre una carroza de
plata tirada por bueyes”. “Triana está de fiesta: las soleares siguen
a las seguidillas, un borracho canta un garrotín, pero los aires de
danza son interrumpidos por la llegada de la Procesión que va siendo
anunciada por un hombre tocando una flauta y un tamboril; el tema religioso,
expuesto varias veces, estalla triunfalmente, mezclado a los acentos.
de la Marcha Real y al sonido de las campanas al vuelo”. “Las danzas
y los cantos de fiesta vuelven a comenzar, pero sus rumores no tardan
en decrecer hasta extinguirse completamente”.
La Procesión del Rocío fue compuesta en 1912 y estrenada
el año siguiente en París. Es una de las obras sinfónicas españolas
mejor realizadas y una de las que más éxito han alcanzado en todas partes.
Joaquín Turina nos revela especialmente en este pintoresco cuadro sonoro,
sus grandes dotes de orquestador. Es una bella evocación musical de
la alegre y bulliciosa Andalucía.

Joaquín Turina, pianista y compositor español
(Sevilla, 1882 - Madrid, 1949)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
La Procesión del Rocío, de Joaquín Turina.
La reproducción por medio de los sonidos de impresiones
de la naturaleza ha sido uno de los temas predilectos de los compositores
modernos. Existe un repertorio muy vasto de música instrumental, bien
sea para piano, bien para orquesta, en el cual podemos hallar páginas
muy hermosas y evocadoras, inspiradas en todo género de paisajes o de
ambientes poéticos. Una de estas obras, altamente sugestivas, es el
poema sinfónico de Ottorino Respighi, titulado Las fuentes de Roma.
Entre los compositores de la escuela italiana de principios del siglo
XX, Respighi es sin duda, uno de sus más originales y fecundos representantes.
Sus poemas sinfónicos son de un estilo muy nuevo; particularmente notables
resultan las riquísimas combinaciones de timbres que logra en su instrumentación.
Un ejemplo maravilloso de ello nos lo brinda el poema Las fuentes
de Roma, al que nos hemos referido. Muy interesante es la parte
de dicho poema que se refiere a la evocación musical de la fuente llamada
del Tritón. La intención del compositor en este poema ha sido la de
expresar las sensaciones y visiones que le fueron sugeridas por cuatro
de las numerosas fuentes que existen en la Ciudad Eterna, contempladas
éstas durante aquellas horas del día en las que resalta mejor la armonía
del paisaje circundante y la particular belleza de cada tino de aquellos
espléndidos monumentos. El trozo a que me refiero describe, como dijimos,
la fuente del Tritón, contemplada en las horas de la mañana. En la partitura,
le precede a ésta la fuente de Valle Giulia, al amanecer, y le siguen
la fuente de Trevi, al mediodía, y la de Villa Médici, al crepúsculo.
Respighi evoca el armonioso conjunto de estos cuatro paisajes o sitios
típicamente romanos, por medio de cuatro movimientos sinfónicos independientes,
aunque elegantemente enlazados los unos a los otros. Un toque insistente
de las trompas, apoyado por agudos trinos de toda la orquesta, traducen
el súbito ascenso del agua, proyectada hacia el ciclo por la trompeta
que sostiene la recia figura del mitológico personaje, motivo central
de la fuente. Los polícromos reflejos de la luz sobre el agua en su
libre y desordenada caída; los juegos de náyades y tritones que retozan
en la fuente, todo ello nos lo sugiere bellamente el compositor en esta
breve página.

Ottorino Respighi, compositor italiano
(Bolonia, 1879 - Roma, 1936)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Las fuentes de Roma, de Ottorino Respighi.
La tercera y última de las obras que comentaremos ahora
será la célebre composición titulada El aprendiz de brujo, cuyo
autor, Paul Dukas, fallecido hace pocos años, es uno de los más ilustres
compositores de la escuela francesa contemporánea. Esta obra, a pesar
de que su autor la designa como un scherzo, constituye en realidad un
tipo sumamente original de poema sinfónico. El asunto en el cual se
inspiró el compositor Dukas está tomado de una balada del gran poeta
alemán Goethe, quien a su vez se inspiró en una vieja y graciosa leyenda
proveniente de los primeros siglos de la era cristiana. Cuenta esta
leyenda que en el laboratorio de un brujo, un travieso discípulo de
éste, aprovechando la ausencia de su maestro, tuvo la ocurrencia de
ponerse a practicar una de las brujerías que en ocasiones había visto
realizar. Llamó a la escoba y le ordenó que fuese a buscar agua al río.
Esta obedeció en seguida; pero tan activa se mostró en su labor y fueron
tantos los baldes de agua que arrojó al piso, que el laboratorio comenzó
a inundarse. El imprudente muchacho, desesperado por no recordar la
fórmula para hacer cesar el hechizo, optó entonces por propinarle un
hachazo a la escoba y partirla en dos. El resultado fue que, en lugar
de una escoba encantada, fueron dos las que siguieron realizando, con
toda premura, la tarea de llenar de agua el laboratorio. Todo parecía
perdido cuando de pronto apareció el viejo brujo, quien, con una palabra,
destruyó el hechizo, haciendo que todo volviera al orden. En la partitura
de Dukas, salpicada del más fino humorismo, pueden seguirse con relativa
facilidad las peripecias que acabamos de narrar. Por medio de distintos
temas musicales característicos, el compositor evoca los sortilegios,
las idas y venidas de la escoba encantada, las desesperadas invocaciones
del aprendiz y la aparición final del maestro, quien restablece la calma
primitiva. Al grave fagote, por ser acaso el más humorístico de los
instrumentos de viento, le ha sido encomendada la personificación de
la escoba, toda actividad en su afán de obedecer las órdenes del aprendiz.

Paul Dukas, compositor francés
(París, 1865 - París, 1935)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
El aprendiz de brujo, de Paul Dukas.
Notas
del Editor
Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este
trabajo no están indicadas en los originales.
Al utilizar parte de este material se agradece citar la
siguiente fuente:
Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos.
Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista
Plaza, Caracas, 2004 |