XLIV
Música francesa contemporánea de cámara. Poulenc,
Debussy, Ravel [1]
Entre todas las naciones de Europa, Francia es ciertamente
la que ha producido mayor número de compositores de primera calidad
en la última década del siglo XIX y las cuatro primeras
del XX. Durante casi dos siglos, los músicos alemanes, desde
Johann Sebastian Bach hasta Richard Strauss, se han destacado brillantemente,
sobre todo en el campo de la música sinfónica. Pero, no
obstante la influencia poderosa que han ejercido todos estos compositores
en la producción europea, muchos contemporáneos han sabido
encontrar nuevas formas de expresión en las cuales ya no se advierte
ninguna influencia del arte germano. Y la escuela francesa es, como
decíamos, la que ha producido mayor número de compositores
originales y la que ha venido a situarse a la vanguardia entre las modernas
escuelas musicales del viejo continente.
Prosiguiendo nuestros rápidos comentarios sobre los
caracteres de la música moderna, nos dedicaremos ahora a hablar
de algunas particularidades que ofrece la música francesa contemporánea
y en especial la música de cámara.
El género que puede considerarse como prototipo de
la música de cámara es el cuarteto de cuerdas, tan brillantemente
cultivado, sobre todo, por Haydn, Mozart y Beethoven. Lo que caracteriza
a este género es, entre otras cosas, el hecho de que los ejecutantes
han de ser pocos y todos han de intervenir en la ejecución en
calidad de solistas. Se requiere, por lo tanto, que dichos ejecutantes
sean de primer orden, ya que, por lo menos en principio, todos son iguales
en importancia. Ahora bien, uno de los aspectos más interesantes
y originales que ofrece la música de cámara moderna es
el hecho de que los compositores tienden cada vez más a abandonar
el molde clásico del cuarteto de cuerdas para reemplazarlo por
otros conjuntos de solistas, conjuntos formados caprichosamente. Así,
en lugar de dos violines, una viola y un violoncello, que son los elementos
que componen el cuarteto de cuerdas clásico, el compositor moderno
prefiere agrupar otros instrumentos, de timbres a veces muy heterogéneos.
Con ello se busca darle mayor variedad y colorido a la música
de cámara. Se piensa, con razón, que no hay por qué
despreciar el juego de sonoras combinaciones que puede ofrecer un conjunto
de instrumentos elegidos con el propósito de hacer resaltar los
caracteres que ofrece la diversidad de timbres de estos instrumentos.
Para el compositor moderno resulta un verdadero placer el inventar toda
clase de combinaciones raras entre instrumentos poco afines entre sí.
Stravinsky puede ser considerado como uno de los maestros más
ingeniosos y originales en este difícil arte de hacer combinaciones
sonoras de extraño sabor moderno. Pero hemos dicho que vamos
a limitarnos a la escuela francesa contemporánea. Así,
pues, comenzaremos por comentar uno de los movimientos, el rondó
final, del Trío para piano, oboe y fagote de Francis Poulenc.
Es un allegro lleno de gracia y de vivacidad, en el cual el oboe, principalmente,
destaca su timbre inciso y burlón, mientras el fagote parece
estar abrumado por el júbilo, acaso excesivo que traduce el piano
en todo este movimiento. La sonoridad del conjunto resulta sumamente
agradable.

Francis Poulenc, compositor francés
(París, 1899 - París, 1963)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Tercer movimiento del Trío para piano,
oboe y fagote, de François Poulenc.
François Poulenc, el autor de este bello Trío,
es uno de los compositores jóvenes de Francia, perteneciente
al grupo llamado de los Seis, que comenzó a destacarse a raíz
de la Guerra Mundial de 1914. Al mismo tiempo que surgía este
notable grupo de músicos franceses, moría en París,
en 1918, Claude Debussy, la máxima figura de la Francia musical
de aquella época. Debussy nos ha dejado una joya en el género
de música de cámara: su famoso Cuarteto de cuerdas
en Sol menor. Uno de los mayores méritos de este cuarteto
es la sonoridad tan original, tan nueva, que logra arrancarle el compositor
al clásico conjunto de instrumentos de arco.
Después de los monumentales cuartetos de Beethoven
y del célebre Cuarteto en Re, de César Franck,
no se había compuesto nada tan musical y tan moderno en este
género, verdadera piedra de toque de los grandes compositores.
En el segundo movimiento del referido cuarteto de Debussy podrá
apreciarse la originalidad del arte debussyano en toda su pureza. Realmente,
parece increíble que los mismos cuatros instrumentos que sirven
para ejecutar uno cualquiera de los numerosos cuartetos clásicos
de Haydn o de Mozart, fueran capaces de producir una sonoridad de conjunto
tan singular y a la vez tan bellamente equilibrada como la que logra
obtener Debussy en esta inspirada obra, compuesta en 1893, casi al comienzo
de su carrera. Dicho movimiento lleva la indicación: Bastante
vivo y bien ritmado. Es un puro juego musical, realizado con una
finura y una gracia netamente francesas, mejor dicho, latinas.

Claude Debussy, compositor francés
(Saint-Germain-En-Laye, 1862 - París, 1918)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Segundo movimiento del Cuarteto en Sol menor,
de Claude Debussy.
Otro gran compositor francés, glorioso rival de Debussy,
se llama Maurice Ravel. Gracias a su célebre Bolero, Ravel
es uno de los pocos grandes compositores cuyo nombre ha alcanzado cierta
popularidad en los círculos de oyentes que pudiéramos
llamar de segunda categoría, esto es, entre aquellos que no suelen
interesarse por la gran música, la de los grandes y geniales
maestros. En el campo de la música de cámara, Ravel nos
ha dejado algunas obras de todo punto admirables: el Cuarteto,
el Trío y el Septeto. Este último, cuyo
verdadero titulo es Introducción y allegro para arpa, con
acompasamiento de cuarteto de cuerdas, flauta y clarinete, es la
obra que sugiero oír. A pesar de la aparente semejanza que a
primera vista parece existir entre el arte de Debussy y el de Ravel,
hay, en realidad, profundas diferencias entre el temperamento y las
formas de sensibilidad de estos dos máximos exponentes de la
música francesa contemporánea. El lenguaje musical de
Ravel es único, posee un equilibrio extraordinario y es, a la
vez, de una movilidad que abarca todos los matices del sentimiento,
desde la ironía más fina y sutil, hasta la fantasía
más radiante que cabe imaginar. Todas estas cualidades resaltan
brillantemente en la bella composición a que nos referimos, la
cual puede, además, considerarse como una de las obras más
logradas y más típicas del gran movimiento renovador iniciado
en Francia a principios del siglo XX, movimiento que nos hace comprender
muy claramente hasta qué punto la música francesa ha logrado
liberarse de las influencias extranjeras que venían pesando sobre
ella.

Maurice Ravel, compositor francés
(Ciboure, 1875 - París, 1937)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Introducción y allegro para arpa, con
acompañamiento de cuartero de cuerdas, flauta y clarinete,
de Maurice Ravel.
Notas
del Editor
Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este
trabajo no están indicadas en los originales.
1.- Debe tomarse en cuenta que Plaza redactó
este texto en 1939-40, por lo que su concepto de música actual,
moderna y/o contemporánea se circunscribe a las últimas
décadas del siglo XIX y las primeras cuatro del siglo XX. [Regresar]
Al utilizar parte de este material se agradece citar la
siguiente fuente:
Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos.
Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista
Plaza, Caracas, 2004 |