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Historia de la Música

Juan Bautista Plaza

V

FORMAS PRIMITIVAS DE LA MÚSICA POLIFÓNICA
(Del siglo IX al siglo XIV)

Orígenes
El Organum y la Diafonía
El Discantus
El Gymel y el Fabordón
El Contrapunto
Géneros musicales
Ars mesurabilis y la Notación proporcional

Orígenes

En el género del canto gregoriano y en el de la música popular y trovadoresca, el arte musical se desarrolló siempre en forma monódica. Pero ya desde el siglo VII, y en forma más definida a partir del IX, comienzan a aparecer las primeras manifestaciones de la polifonía, llamada a tener extraordinario desarrollo en épocas posteriores hasta nuestros días.

No se sabe con exactitud dónde ni cuando comenzó a practicarse esta nueva manera de cantar a varias voces. Algunos la suponen originaria de Inglaterra, aunque es Francia el país donde tienen lugar el desarrollo de las primeras formas de la música polifónica. La más antigua de ellas recibió el nombre de organum, denominación que aparece por primera vez en el siglo IX, en los escritos teóricos del irlandés Scott Erígena y en los que se atribuyen al monje flamenco Hucbaldo de Saint Amand.

El Organum y la Diafonía

Consistía el organum en un canto a dos voces, cuya melodía superior, llamadas tenor o vox principalis, era tomada del canto gregoriano, en tanto que la voz inferior, denominada vox organalis, era la reproducción del canto superior a intervalos de cuartas o de quintas paralelas. La diafonía era una variedad del organum, en la que había un poco más de libertad en el movimiento de las voces. Estas comenzaban y terminaban al unísono, si bien en la parte central continuaban casi siempre moviéndose por cuartas paralelas. Esta forma de cantar a dos voces era la que prefería Guido de Arezzo.

El organum y la diafonía, en su forma primitiva tan elemental, no llegaron a constituir una forma artística, antes por el contrario, eran conjuntos polifónicos sumamente pobres y duros al oído. La vox organalis era generalmente improvisada por un grupo de cantores y quizás también ejecutada en el órgano (de donde derivaría este género su nombre de organum), en tanto que la melodía litúrgica, o sea el tenor o vox principalis, era cantada por todo el coro. En ambas voces se conservaban siempre el ritmo libre propio del canto gregoriano.

El Discantus

Ese nuevo género musical polifónico, más elaborado y artístico que los anteriores, aparece en Francia en el siglo XII, se desarrolla considerablemente, dando origen al contrapunto, el cual viene a constituir la forma más evolucionada de la polifonía. El discantus consistía al principio en un canto a dos voces, en el que la voz inferior, llamada cantus firmus, era una melodía gregoriana, y la superior, llamada discantus, la acompañaba a intervalos de cuartas, quintas u octavas, casi siempre por movimiento contrario. Era, como se ve, una disposición contraria a la del organum. Posteriormente, la influencia del gymel, del fabordón y la de la música popular, trae como consecuencia la introducción en el discantus de los intervalos de tercera y sexta, más gratos al oído. Pronto se empezaron también a componer piezas a tres y a cuatro voces, con lo que el nuevo género polifónico se fue enriqueciendo cada vez más.

El discantus, lo mismo que el organum, comenzó improvisándose y usando el ritmo libre. Era lo que se denominaba canto alla mente. Luego, cuando empezó a complicarse debido a la superposición de varias voces, simultáneamente, fue preciso escribirlo y recurrir a la medida, lo cual dio origen a un nuevo sistema de notación musical denominado Notación proporcional.

El Gymel y el Fabordón

El gymel proviene de Inglaterra y de los países escandinavos. Se denominaba así un canto a dos voces en el que la melodía de acompañamiento seguía al canto a distancia de terceras paralelas (de donde proviene el nombre de gymel, que significa canto “gemelo”).

El fabordón, también de origen inglés, es un género cuya aparición data del siglo XIII. Consiste en un canto acompañado por terceras y sextas paralelas, cuya manera de escribir corresponde a esta disposición. La voz más grave (escrita) no era el verdadero bajo, ya que se cantaba a la octava superior. De allí el nombre de falso-bordón o fabordón (falso bajo) que se le dio a esta manera de cantar a tres voces. Debido al empleo de los intervalos de terceras y sexta, el fabordón resulta más agradable y consonante al oído que el organum, pero también es, como éste último, demasiado sencillo y monótono. Existió posteriormente -y aún subsiste en nuestros días [1]- una manera especial de cantar los salmos, a tres o a cuatro voces, que también se denomina fabordón.

El Contrapunto

La mezcla de los principios aportados por el organum, el discantus y el fabordón, dio origen al contrapunto, cuyas características principales son:

1.- La definitiva abolición  del ritmo libre, el cual es reemplazado por el ritmo medido -mesurato- con notación figurada;

2.- La libertad cada vez mayor de las formas musicales y la de las voces que se entrelazan las unas con las otras;

3.- El carácter cada vez más rico y expresivo que va adquiriendo la polifonía.

La palabra contrapunto deriva de la expresión latina punctum contra punctum, esto es “nota contra nota”, y aparece por primera vez hacia el año 1300. El primero en usarla fue el músico teórico Johannes de Garlandia “el joven”.

Géneros musicales

Los principales géneros del discantus fueron: el motete, el rondó, el conductus y el hochetus.

El motete, vocablo que deriva del diminutivo de mot (que significa palabra en francés), designa originalmente un texto literario de breves dimensiones. El motete era una composición religiosa escrita casi siempre a cuatro voces. Estas, procediendo de la más grave a la más aguda, llevaban los nombres siguientes: tenor, mottetus, triplum y quadruplum. La palabra motete, como se ve, indicaba al principio, el nombre de una de las partes o voces que integraban aquel conjunto polifónico. Ello era debido al hecho de que el texto literario que empleaba la voz denominada mottetus, era diferente -y a menudo profano- del texto litúrgico en latín que cantaban el tenor o las otras voces. Este género de composición llegó a tener mucho éxito, sobre todo cuando se introdujo la costumbre de cantar un texto diferente en cada una de las partes o voces. Se llegó a abusar de ese procedimiento en la Iglesia con tan excesiva libertad que el Papa Juan XXII condenó dicho género. Es de advertir que no tiene nada que ver con aquella forma primitiva el denominado motete que vemos florecer y desarrollarse en la época renacentista. Esto último consiste en una severa composición religiosa a varias voces, con o sin acompañamiento instrumental, sobre palabras tomadas de los textos sagrados y ajustada a un plan formal bien definido.

El motete fue el género musical más importante cultivado por los primeros contrapuntistas. Su desarrollo artístico comenzó en el siglo XIII, en la Escuela de los organistas (o sea, compositores de música vocal en estilo orgamun) de la Catedral de Nuestra Señora de París. Fueron sus creadores el maestro Leonino (Magistas Leoninus) y Perotino el grande (1180 a 1236) ambos pertenecientes a dicha escuela. Sus composiciones son de un estilo refinado a la vez que severo. Poco tiempo después Adam de la Halle, quien puede ser considerado como el compendio de la música de su época, a la vez que el último de los trovadores, compuso varios motetes en los que se nota mayor perfección de la forma.

El rondó o rondel era una especie de discantus con repeticiones de la misma melodía.

El conductus no empleaba un tema gregoriano; la melodía que figuraba en el tenor era de libre invención del compositor. A veces esa forma de composición aparece sin letra en alguna de sus voces, lo que permite suponer que el conductus era ejecutado por instrumentos en algunas de sus partes. Durante la celebración del oficio, el conductus (del latín conducere, conducir) se cantaba generalmente en las procesiones o para conducir a los oficiantes en sus desplazamientos dentro del templo.

El Ars mesurabilis y la Notación proporcional

La polifonía hizo necesaria la determinación precisa de los valores que se le debían asignar a cada nota. Fue esto lo que constituyó el arte de la medida o Ars mensurabilis. Para lograr dicho propósito fue preciso introducir modificaciones en la primera notación neumática, lo que comienza a efectuarse en el siglo XII, cuando aparece el discantus. Para esa época ya los neumas se venían colocando en el tetragrama y escribiéndose bajo una forma especial de notación llamada notación cuadrada, la que sólo servía para indicar la altura de los diferentes sonidos, más no su duración.

La notación proporcional provino de una modificación de la notación cuadrada, modificación que se hizo necesaria a fin de poder representar gráficamente la duración de los sonidos, requisito indispensable en la música polifónica. Se empezó por distinguir dos figuras: la longa y la breve, de las cuales la primera tiene doble valor que la segunda. Se introdujeron luego varias complicaciones de distinto tipo en este sistema. Así, por ejemplo, al ritmo ternario se le llamó perfecto, en homenaje a la Santísima Trinidad, y al binario imperfecto. El ritmo ternario se representaba con un círculo, símbolo de perfección, y el binario con un semi-círculo o un círculo o un semicírculo atravesados por una raya vertical. Se da el nombre de proporcional a esta notación, porque el valor de las figuras no es absoluto sino relativo (en relación con el de las figuras vecinas). Por otra parte, estos valores varían con cada tipo de compás. Durante el período posterior, llamado del Ars Nova, ese sistema se complicó aún más, hasta dar finalmente origen a nuestra notación actual. Del semicírculo y del círculo atravesados por una raya vertical provienen los signos y que se usan hoy para indicar respectivamente el compasillo y el compás mayor. De las letras C, F, y G, que se colocaban frente a las líneas del tetragrama, provienen los signos con los que actualmente se indican las claves de Do, de Fa y de Sol, respectivamente.

Los teóricos más importantes que contribuyeron a establecer en el siglo XIII los principios de la notación proporcional, fueron: el inglés Johannes de Garlandia, Franco de París y Franco de Colonia. Los trabajos de estos teóricos fueron desarrollados en el siglo siguiente por el italiano Marchetto de Padua y por los franceses Johannes de Muris y Philippe de Vitry.

 

Notas del Editor

Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este trabajo no están indicadas en los originales.

1.- Plaza escribió esto antes del Concilio Vaticano II que entre sus múltiples reformas se generaron rotundos cambios respecto a la práctica musical en la Iglesia Católica, por lo que ya no subsiste esa forma de cantar los salmos. [Regresar]

 

Al utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:

Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos. Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2004

 
 
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