Inicio
p
Juan Bautista Plaza

cBiografía
cCronología
cSus familiares
cInfancia/Juventud
cEstudios en Roma
cVida familiar
cVida profesional
cMaestro de capilla
cEl Pedagogo
cConferencias
cPrensa y Radio
cEl musicólogo
cEl compositor
cCatálogo musical

p
Documental

cDocumental

 
 
 
La Fundación
c¿Quienes somos?
cPublicaciones
cNolita de Plaza
cContáctenos

 
Novedades

cPublicaciones
cEventos

p
Enlaces

Historia de la Música

Juan Bautista Plaza

VI

DESARROLLO DE LA POLIFONÍA EN LOS SIGLOS XIV y XV [1]

El Ars Nova en Francia
El Ars Nova en Italia
Las escuelas franco-flamencas
Principales géneros que cultivaron

El Ars Nova en Francia

A principios del siglo XIV la música popular y trovadoresca empezó a influir profundamente en el arte erudito que se apoyaba en la doctrina de los grandes teóricos del último período medioeval. Sobrevino así una revolución estética que dio por resultado el que la música fuese convirtiéndose en un arte cada vez más expresivo y menos escolástico. A este período, que comprenden principalmente el siglo XIV, se le denominó período del Ars Nova, para diferenciarlo del período anterior, llamado del Ars Antique, que fue como ya hemos visto el del organum y el discantus.

Una de las más importantes innovaciones del Ars Nova consistió en que los compositores dejaron de considerar como disonante los intervalos de 3as y 6as, así como en el uso cada vez más frecuente que todos ellos hicieron de los modos mayores y menor y de las alteraciones cromáticas de la escala (música ficta). La notación, a su vez, realiza nuevos progresos. Por medio de diversas modificaciones en la forma, la posición la longitud y hasta el color de las notas, los teóricos lograron establecer un sistema de escritura musical que, aun siendo todavía muy imperfecto, y complicado, permitía reproducir gráficamente con exactitud las numerosas exigencias mensuralistas que el nuevo arte polifónico había hecho necesarias. Es este el sistema que, en la teoría musical de la época, se denominó Ars Mensurabilis.

Las figuras principales, cuya influencia domina todo este período, son:

Philippe De Vitry (1291-1361), obispo de Meaux, a la vez un teórico insigne, fue compositor y poeta. De sus motetes sólo se conservan algunos en los que puede apreciarse su espíritu innovador. Su obra teórica es la más importante. Se le atribuyen cuatro tratados en los que se halla expuesta su doctrina, mediante la cual contribuyó muy especialmente a disipar las últimas incertidumbres que se observaban en el sistema de notación del Ars Antiqua. Fue de Vitry, por otra parte, el primero en emplear en Francia la expresión Ars Nova para designar el nuevo período del arte musical inaugurado en su época.

Juan de Muris [2] (¿1291-1351?) era, además de musicólogo, matemático, astrónomo y astrólogo. Se le considera como el teórico musical de más autoridad en el siglo XIV. Sus tratados, y en particular el titulado “Música speculativa”, contienen las bases de su doctrina, la cual ejerció considerable influencia durante la época y aún posteriormente.

Otro importante teórico contemporáneo fue Jacobo de Lieja, autor del más voluminoso tratado musical de la Edad Media, titulado “Speculum Musicae” (El espejo de la música) en 7 libros, tratado que puede ser considerado como la suma musical de su tiempo, si bien sus puntos de vista son por lo general contrarios a los del ars nova.

Guillaume de Machaut (1300-1367), canónigo de la Catedral de Reims, fue el músico-poeta genial que mejor supo realizar las aspiraciones de los más atrevidos teóricos del Ars Nova en Francia. Su arte, sabio y refinado, tuvo influencia considerable sobre los compositores posteriores. Casi toda la producción de Machaut ha llegado hasta nosotros. Esta consiste principalmente en obras profanas: baladas, rondels, lais y virelais (monódicas y polifónicas), de exquisita gracia; en varios severos motetes religiosos y en una Misa, su obra más famosa, misa que, según la tradición, fue compuesta con motivo de la consagración del Rey Carlos V (1364). Nadie, antes de Machaut, había tenido la idea de componer una misa entera en estilo polifónico, cuyas diversas partes estuviesen sometidas a un plan de conjunto. Fue pues, este gran maestro, el creador de la Misa polifónica, género musical que había de ser cultivado con tanto interés por sus sucesores de las escuelas flamenca y romana.

El Ars Nova en Italia

Lo mismo en la lírica provenzal, el Ars Nova francés pasó a Italia, influyendo principalmente los compositores de la escuela florentina. La diferencia esencial entre el estilo florentino y el francés de esta época estriba en que, en las composiciones italianas, predomina el culto por el virtuosismo vocal y la melodía fácil. Los compositores, además, prefieren usar casi siempre elementos musicales que contribuyan a darle mayor gracia y suavidad al conjunto polifónico.

Los tres géneros del Ars Nova florentina, fueron: la balada (ballata), aire de danza en forma de virelai, generalmente a tres voces, una de las cuales, la voz superior, es cantada, mientras las demás son instrumentales: el madrigal, canción pastoril y amorosa, cuya forma y característica son muy distintas a las del madrigal polifónico del siglo XVI; y por último, la caccia (cacería), pequeño poema descriptivo en el que se celebran los placeres de la cacería y el cual le da ocasión al músico para pintar toda clase de peripecias, haciendo abundante uso del canon y de la imitación contrapuntística. La caccia puede considerarse como el más remoto antepasado de la Fuga.

El más notable representante del Ars Nova en Florencia fue Francesco Landino (1325-1397), “ciego de nacimiento, instrumentista y compositor eminente y no menos notable como constructor de instrumentos, poeta filósofo y astrólogo”. Dejó escritas numerosas composiciones profanas a una o varias voces, todas de un estilo muy melódico y popular. Además de Landino, merecen citarse Giovanni de Cascia, Ghirardellus, Andreas, Laurentius y otros muchos compositores cuyas obras se hallan coleccionadas en un célebre manuscrito florentino conocido con el nombre de Códice Squarcialupi, contentivo de más de 3500 composiciones pertenecientes al período del Ars Nova florentino. Todos estos compositores se inspiran en la música popular italiana y su principal mérito está en la espontaneidad de sus melodías.

Después de este brillante florecimiento, la música italiana se ve oprimida por la que aportan los compositores de las escuelas franco-flamencas, cuyos ilustres representantes ocupan casi todas las cantorías y capillas de la península. En el siglo XVI, por obra de los grandes polifonistas de las escuelas romanas y venecianas, el arte musical italiano renacerá con todo esplendor hasta llegar a ocupar el primer puesto durante el período renacentista europeo.

Las escuelas franco-flamencas

A partir de la segunda mitad del siglo XIV, la composición musical entra en un período de gran actividad, debido al notable desarrollo que adquieren las escuelas franco-flamencas. El centro principal de difusión de estas escuelas fue la Catedral de Cambrai (norte de Francia). De la cantoría de dicha catedral salieron algunos de los más famosos representantes de este arte, el que pronto se difundió por toda Europa, dejando una profunda huella dondequiera que penetró.

El arte polifónico de estos maestros es aristocrático y refinado. Los recursos técnicos de que se valen son de una gran complejidad. Muy a menudo predomina la habilidad contrapuntística en perjuicio de la expresión musical. Fue durante este período cuando se introdujo la costumbre de escribir composiciones en forma de cánones enigmáticos, cuya interpretación constituía por lo general un verdadero acertijo. La música llegó así a convertirse en una ciencia matemática que se complacía en plantear toda suerte de enigmas, problemas y demás especulaciones que nada tenían que ver con la expresión puramente artística. Con todo, no fueron estériles todas esas especulaciones teóricas, ya que ellas permitieron el desarrollo cabal de la técnica y del lenguaje polifónico, elementos que luego supieron aprovechar los inspirados compositores del período posterior.

John Dunstable (1400-1453), compositor inglés, es considerado como el directo precursor de los maestros franco-flamencos. Tan grande fue su fama, que sus contemporáneos lo celebraron como el “Inventor de la música”. Dunstable compuso obras profanas y religiosas de una escritura clara y sencilla en la que se nota la influencia del fabordón.

Las escuelas franco-flamencas suelen reducirse a dos: la primera ocupa la primera mitad del siglo XV, y sus principales representantes son: Dufay y Binchois; la segunda se desarrolla en la segunda mitad del mismo siglo y comprende los compositores que van desde Ockeghem hasta Josquin Desprez.

Guillaume Dufay (1400-1474), fundador de la primera escuela franco-flamenca, fue también su más alto representante. Durante muchos años permaneció en Roma como cantor de la Capilla Papal. De él se conservan cerca de 150 composiciones, entre religiosas y profanas, en las que se nota mayor expresividad. Dufay le concede más importancia a la voz superior; compone sus misas con un solo tema, tomado, bien sea del canto gregoriano, bien de una canción popular. En algunas de sus canciones logra una gran pureza armónica. Su obra más célebre es la misa titulada Se la face ay pale (si tienes pálido el rostro), cuyo tema proviene de una conocida canción popular de la época.

Gilles Binchois (1400-1460) además de compositor, fue teórico y pedagogo. Cultivó especialmente las canciones profanas de estilo polifónico, con influencia francesa.

Johannes Ockeghem (1430-1496) es el primero de los compositores que ilustran la segunda escuela franco-flamenca. Fue probablemente alumno de Binchois y llegó a adquirir gran fama en Europa. Más técnico y hábil que todos sus antecesores, elevó el contrapunto a su mayor grado de complejidad y de artificio. Entre sus obras es célebre el Canon que escribió a 36 voces. Con Ockeghem se afirma el uso de escribir generalmente a 4 voces y de no concederle especial predominio a la voz superior. A pesar de sus rebuscamientos, compuso muchas obras majestuosas y equilibradas.

Josquin Desprez (1450-1521), quien también fue cantor de la capilla vaticana, ha sido considerado, no sólo como el más alto representante de la segunda escuela franco-flamenca, sino también como uno de los músicos más grandes de la historia. Su fama como compositor fue extraordinaria. A él se le debe el haber simplificado la técnica y librado al contrapunto de las artificiosas extravagancias que en él predominaban. Tanto en sus misas y motetes como en sus canciones se muestra muy expresivo. Dejó numerosas obras, las más célebres de las cuales son: La Misa del hombre armado y un De Profundis. Recibió de sus contemporáneos el calificativo de “Príncipe de los músicos del siglo XV”. Entre sus principales discípulos se cuentan Janequin y Willaert.

En Alemania, el compositor más importante de la época fue Heinrich Isaac (1450-1517), autor de grandes obras contrapuntísticas y de lieder corales que son de capital importancia en la historia de este género musical.

Principales géneros musicales

Los polifonistas franco-flamencos del siglo X trataron principalmente la misa, el motete, la canción y el madrigal. La misa, dividida en cinco partes (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei), se escribió al principio en forma de motete, sin mayor unidad de estilo. Más tarde se usó un mismo tema o motivo para toda la obra, tema que era tomado del canto gregoriano o de alguna canción popular. El motete era una forma polifónica cuyo texto consistía por lo general en una cita corta en latín, tomada de algunos de los libros sagrados. Las voces, en este género de composición, debían moverse con absoluta libertad y ofrecer toda la importancia. Prevalecía en el motete el carácter expresivo. Adaptando las formas y procedimientos musicales del motete, nacieron la canción polifónica y el madrigal. La primera no tenía ningún contacto con la canción popular. Su interés principal residía en lo pintoresco y variado de su ritmo. En cuanto al madrigal, casi siempre de carácter amoroso, fue el género profano que alcanzó mayor importancia y difusión. El estudio de su desarrollo pertenece a la historia de la música en el siglo XVI.

 

Notas del Editor

Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este trabajo no están indicadas en los originales.

1.- En diversas ocasiones, Plaza utiliza los nombres castellanos de algunos compositores, como Felipe por Philippe, Guillermo por Guillaume. En otros casos los deja en sus idiomas originales. Para todos estos casos, hemos unificado el criterio, colocando, en la medida de lo posible, todos los nombres en su idioma original. También encontramos el caso de algunos apellidos que tienen varias formas de escribirse, frente a lo cual hemos utilizado el de mayor aceptación en nuestra actualidad. Este es el caso por ejemplo de Josquin De Pres que hemos cambiado por Josquin Desprez. [Regresar]

2.- No queda claro si Plaza se refiere a Johannes de Muris (el inglés o Normannus) o Julianus de Muris (el francés), ya que ambos teóricos fueron profesores de la Sorbona de París en la misma época (c. 1321) y escribieron un tratado con idéntico nombre: Música speculativa. Es un hecho que muchos han confundo la obra y la importancia de ambos músicos. [Regresar]

 

Al utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:

Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos. Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2004

 
 
p
Capítulos:
p

h
más detalles

p

e
más detalles

p
   
           

Portal de la Fundación Juan Bautista Plaza
© Copyright 2004-2016, Fundación Juan Bautista Plaza
Concepto y desarrollo: Felipe Sangiorgi

Webmaster: Osvaldo Burgos García