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Historia de la Música

Juan Bautista Plaza

XIX

WOLFGANG AMADEUS MOZART

Su vida
Primer período
Segundo período
Tercer período
Cuarto período
Quinto período
Su obra
Música vocal
Las sinfonías
Los conciertos
La música de cámara
El piano
Características de su obra

Su vida

Wolfgang Amadeus Mozart nació en Salzburgo, Austria, el 27 de enero de 1756. Murió en Viena el 5 de diciembre de 1791. Su padre, Leopoldo Mozart, era violinista y compositor de la corte del Príncipe-Arzobispo de Salzburgo. Dejó escrito un importante método de violín.

La vida de Mozart puede ser dividida en cinco períodos fundamentales:

Primer período: El niño prodigio.- (1760-1769) Desde su más tierna infancia comenzó Mozart a revelar aptitudes musicales extraordinarias. Contaba apenas 4 años cuando su padre le dio las primeras lecciones de clave. Un año más tarde le vemos ya componiendo sus primeras piezas para ese instrumento. El pequeño Wolfgang y su hermana María Ana, cinco años mayor que él, y quien también sobresalía en la ejecución del clave, fueron llevados por su padre, en 1762, a las cortes de Munich y Viena, donde los niños, muy bien recibidos, despertaron gran admiración. Poco después, los Mozart emprendieron una nueva gira de conciertos por varias ciudades de Alemania, Bélgica y Francia. Habiéndose presentado triunfalmente ante la corte de Versalles, los hermanos Mozart fueron conducidos por su padre a Londres (1764), donde permanecieron 15 meses. Wolfgang tuvo allí ocasión de conocer, entre otros músicos importantes, a Johann Christian Bach, quien ejerció gran influencia sobre él. Datan de aquella época sus primeras sinfonías y sonatas. Después de haber visitado muchas otras ciudades de Europa regresaron los Mozart a Salzburgo a fines de 1766. Durante los tres años siguientes Wolfgang se dedicó asiduamente a completar su formación musical y a componer obras cada vez más serias. Fue varias veces a Viena donde tuvo oportunidad de escuchar las obras de los principales sinfonistas de la escuela vienesa, en particular las de Haydn. En 1768 compuso La finta semplice, ópera bufa que le había sido encargada por el Emperador, y la opereta Bastien et Bastienne, la cual fue estrenada en el teatro privado del célebre doctor Mesmer. Datan de aquella época algunas obras religiosas, varias sinfonías y otras composiciones menores.

Segundo período: Viajes a Italia.- (1770-1773) Para enriquecer la experiencia musical de su hijo, Leopoldo Mozart decidió partir con él para Italia en diciembre de 1769. Durante aquel primer viaje, que duró más de un año, Mozart obtuvo como de costumbre triunfos clamorosos en todas las ciudades que visitó. En Roma realizó la increíble proeza de transcribir de memoria el Miserere de Allegri a raíz de haberlo escuchado por primera vez en la Capilla Sixtina. En Bolonia, después de haber sido sometido a un severo examen, fue nombrado miembro de la Academia Filarmónica. Allí pasó algún tiempo recibiendo lecciones del Padre Martini. Después de haber viajado mucho y de haber conocido a los compositores más célebres de Italia, recibió en Milán el encargo de componer la ópera Mitrídates Rey del Ponto, la cual fue compuesta en poco tiempo y estrenada con gran éxito en dicha ciudad en diciembre de 1770. Al año siguiente, habiendo ido por pocos meses a Salzburgo, Mozart regresó a Milán para estrenar la pequeña ópera-ballet Ascanio in Alba que le había sido encargada. Volvió de nuevo, ese mismo año, a Salzburgo. Por aquel tiempo falleció su protector el Príncipe-Arzobispo de dicha ciudad. El sucesor de éste, Von Colleredo, se mostró siempre hostil a Mozart. En octubre de 1772 realizaron Leopoldo Mozart y su hijo el tercero y último viaje a Italia con el fin de estrenar en Milán la ópera Lucio Silla, cuya representación no tuvo éxito. En la primavera del año siguiente los Mozart abandonaron definitivamente el suelo italiano y se instalaron en Salzburgo. Tenía Wolfgang entonces 17 años y había ya compuesto cerca de 200 obras pertenecientes a casi todos los géneros.

Tercer período: Salzburgo, París y Munich.- (1773-1781) Desde su instalación en Salzburgo hasta fines de 1774, Mozart se dedicó activamente a la composición. Había sido nombrado maestro de capilla del Príncipe-Arzobispo. Por desgracia, sus relaciones con éste eran cada vez más tirantes. De vez en cuando obtenía permiso para realizar cortos viajes por Alemania y Austria. En Viena se familiarizó con las obras de Joseph Haydn, cuya influencia, a partir de entonces, fue decisiva en la producción sinfónica de Mozart. En 1775 estrenó en Munich su ópera bufa La finta giardiniera y poco después, en Salzburgo, Il Re Pastore, drama en música. Tras incesante actividad creadora, resolvió finalmente a mediados de 1777 solicitar permiso para “ir a buscar fortuna en otra parte”, lo que fue concedido. En compañía de su madre viajo por varias ciudades de Alemania, Mannheim, entre otras, donde se detuvo cuatro meses escuchando la orquesta y la música de aquella ciudad que tanta fama había alcanzado. En la primavera del año 1778 llegó a París pero esta vez no obtuvo tanto éxito en dicha ciudad como en los años de su infancia. Compuso, entre otras obras, el ballet-pantomima Les petits riens (Las naderías) estrenó allí su Sinfonía parisina. Como su madre muriera inesperadamente, fue llamado por su padre, quien le anunciaba un buen contrato con el Príncipe-Arzobispo. Regresó Mozart a Salzburgo pasando de nuevo por Munich y Mannheim. Durante más de un año tuvo todavía que soportar el mal humor y la tiranía de su superior. Habiendo ido a Munich en enero de 1781 para estrenar su ópera Idomeneo, se vio obligado a su regreso, tras una violenta disputa con Von Colleredo, a renunciar definitivamente al cargo que venía ejerciendo en la corte de aquel príncipe. Resolvió entonces partir para Viena e Instalarse en aquella ciudad.

Cuarto período: Años libres en Viena.- (1781-1790) A mediados de 1782, Mozart, por encargo del Emperador José II, estrenó su ópera El rapto del serallo que había comenzado a componer un año antes. En agosto de ese año (1782), no obstante la oposición de su padre, Mozart contrajo nupcias con Constanza Weber, quien había conocido en Mannheim. Durante los tres años siguientes Mozart se dedicó a componer casi exclusivamente música instrumental de cámara y sinfónica. Trabó amistad con Joseph Haydn, quien llegó a declarar que Mozart era “el más grande compositor que había conocido”. También conoció en Viena a compositores tan importantes como Clementi, Sarti, y Paisiello. Habiendo llegado a la plena madurez de su estilo Mozart estrenó en mayo de 1786 una de sus obras maestras para el teatro: la ópera bufa Las bodas de Fígaro, cuyas numerosas representaciones obtuvieron clamoroso éxito. Se suscitaron entonces rivalidades e intrigas por parte de algunos compositores que no veían con agrado el éxito creciente del joven maestro. Fue, no obstante, a partir de aquel año cuando Mozart produjo sus obras más hermosas y trascendentales. Como el ambiente de Praga le fuera más favorable que el de Viena, estrenó en aquella capital, en octubre de 1787, su drama jocoso Don Juan, con el que alcanzó un nuevo triunfo. De regreso a Viena, habiendo muerto Gluck, Mozart le sucedió en el cargo de Músico de Cámara y Compositor de la Corte de José II. La producción mozartiana en aquellos años es sumamente abundante. Entre otras obras importantes compuso, a mediados de 1788, sus tres últimas sinfonías (Nos. 39, 40 y 41), consideradas como sus obras maestras en este género. Después de varias giras artísticas por Dresde, Leipzig y Berlín durante el año 1789, regresó Mozart a Viena donde, por encargo de José II, compuso la ópera bufa Cosi fan tutte, estrenada en enero de 1790. Para esta fecha ya había muerto su padre, y su mala situación económica le obligaba constantemente a trabajar con exceso para hacerle frente a ella. De los cinco hijos que tuvo en su matrimonio, tan sólo dos sobrevivieron.

Quinto período: Últimos años y muerte.- (1790-1791) La difícil situación de Mozart se agravó en los dos últimos años de su vida, debido principalmente a la muerte de José II. El sucesor de éste, Leopoldo II, se interesaba poco por la música. Poco después de subir al trono, destituyó a Mozart de su cargo de Kapellmeister. Este se vio así obligado a trabajar muy duro para ganarse la vida. En 1790 realizó nuevos viajes por el interior de Alemania, dando conciertos y estrenando nuevas obras. En septiembre del año siguiente, con ocasión de la coronación del Emperador en Praga, como Rey de Bohemia, Mozart estrenó su ópera La clemencia de Tito. A fines del mismo mes tuvo lugar también en Viena, el estreno de la ópera alemana La flauta mágica, su última producción para el teatro. La salud de Mozart decaía progresivamente. Pocos meses antes de su muerte, un personaje desconocido le había encargado la composición de un Requiem. Mozart, que sentía próximo su fin, trabajaba afanosamente en dicha obra, pero sus fuerzas flaquearon antes de que pudiera concluirla. El 6 de diciembre de 1791 falleció en la mayor pobreza. Al día siguiente se le hicieron funerales de tercer orden y su cadáver fue sepultado en la fosa común. Ninguno de sus familiares y amigos le acompañó hasta el cementerio. Hasta la fecha se ignora el lugar donde quedaron depositados sus restos.

Su obra

Para dar una idea de la fecundidad de Mozart basta saber que escribió más de 600 obras pertenecientes a todos los géneros, obras en las que supo estampar la huella de su genio maravilloso y equilibrado. Para señalar estas obras se suele usar la clasificación establecida por Kochel. Así, junto al nombre de cada una de ellas figura siempre la letra K, seguida del número de opus que le corresponde de acuerdo con la referida clasificación.

Música vocal

Comprende principalmente sus óperas, su música religiosa y sus obras para una o más voces. La ópera alcanzó con Mozart la perfección del género (ópera seria y ópera bufa) tal como era concebido en su época. Supo como nadie cambiar el estilo según el asunto tratado.

Las óperas más importantes de Mozart son: Las bodas de Fígaro (1786), ópera bufa en 4 actos sobre un libreto de Lorenzo Da Ponte basado en una célebre comedia de Beaumarchais. Esta partitura, compuesta en seis semanas, es tal vez la obra maestra de Mozart para el teatro. El equilibrio que reina en todo el conjunto, la gracia y espontaneidad de la música, la forma independiente como está tratada la orquesta con respecto a las voces y, por sobre todo, la fidelidad con que ha sido interpretada musicalmente la psicología de cada personaje, hacen de esta ópera un modelo inimitable en su género. La ópera Don Juan, compuesta sobre un libreto del mismo Da Ponte y estrenada en Praga en 1787, fue titulada por Mozart “drama jocoso”. Es una síntesis perfecta de drama y comedia, en la que alternan pasajes de género bufo con otros de extraordinaria intensidad dramática. La orquestación es aquí más variada y desempeña un papel preponderante a través de toda la obra. Por muchos respectos, el Don Juan anuncia ya el futuro drama romántico. Refiriéndose a dicha ópera, Wagner decía que “jamás había llegado la música a una tan infinita riqueza de individualidad ni había recibido en tan alto grado el poder de caracterizar con tanta sinceridad y precisión, ni con tan desbordante plenitud”. La Flauta Mágica (1791) es una ópera alemana sobre un libreto de Schikaneder, libreto bastante disparatado, inspirado en ritos masónicos y en leyendas de hadas. En el argumento alternan pasajes de tipo dramático-religioso con otros fantasmagóricos y algunos trozos son tan livianos de carácter que casi participan de la opereta. Mozart, no obstante, logra con su música disimular todas las deficiencias del libreto hasta el punto de que la obra en conjunto presenta una sorprendente unidad de estilo. Wagner la proclamó como la primera ópera alemana, la que abrió el camino a Fidelio y a Freischutz. Su obertura es una de las más célebres que Mozart haya compuesto. Su estructura es una hábil combinación de las formas de la sonata y de la fuga. Entre las demás, producciones de Mozart para el teatro, se destacan: las óperas serias Idomeneo Rey de Creta y La clemencia de Tito, la ópera bufa Cosi fan tutte y el singspiel alemán El rapto del serallo. Puede decirse que no obstante la influencia italiana que a menudo se observa en la producción teatral de Mozart, sus óperas no pertenecen en realidad a ninguna nación determinada, ya que son la obra de un genio universal y constituyen el patrimonio común de la humanidad.

La música religiosa de Mozart comprende principalmente 19 Misas para voces y orquesta, la primera de las cuales fue compuesta a la edad de 12 años, y varios motetes. En dichas Misas se nota la influencia de las enseñanzas del Padre Martini, quien hizo estudiar a Mozart las obras de los grandes maestros de la polifonía vocal clásica. Además de las misas es particularmente célebre el Requiem para cuatro voces mixtas y orquesta, que Mozart compuso a finales de su vida y dejó inconcluso, habiendo sido concluido por su alumno Süssmeyer. La expresión musical del texto litúrgico alcanza por momentos una elevación y una profundidad extraordinarias. Entre los motetes, el más hermoso es sin duda el Ave verum para 4 voces mixtas y cuarteto de cuerdas, compuesto ocasionalmente en 1791.

Al grupo de obras vocales de Mozart pertenecen también: numerosas arias con orquesta (unas 55) que fueron compuestas en diversas ocasiones; varios dúos, tríos etc.; obras corales con o sin acompañamiento orquestal (entre las que se cuentan cinco cantatas y un oratorio), numerosos cánones y, finalmente los lieder para canto y piano, en número de 36. Estos últimos son muy variados; algunos no pasan de ser simples canciones con bajo cifrado; otros, en cambio, alcanzan el desarrollo y la expresión del gran lied alemán, preanunciando la gran época romántica que había de venir años más tarde.

Las sinfonías

La obra sinfónica de Mozart comprende, en primer lugar, sus Sinfonías, en número de 44. Son particularmente notables las 3 últimas, compuestas en pocas semanas a mediados de 1788: La sinfonía Nº 39 en Mi bemol, la Nº 40 en Sol menor y la Nº 41 “Júpiter” en Do mayor. Mozart conserva en estas obras el plan establecido por Haydn, pero se muestra más expresivo, más profundo y más libre. Su instrumentación es más fina y elegante que la de Haydn, sobre todo en lo concerniente a los instrumentos de viento, los que no se limitan a apoyar la cuerda sino que tienen vida propia, contribuyendo eficazmente a realzar la trama orquestal. Si Mozart aprendió mucho de Haydn, éste a su vez fue muy influenciado por su discípulo.

Los conciertos

En sus conciertos para piano y orquesta, en número de 31, Mozart nos ha dejado algunos de los modelos más perfectos que existen en este género. El fue el primero que supo lograr y mantener en todo momento el equilibrio que debe reinar entre el instrumento solista y la orquesta A ello se agrega la extra ordinaria belleza musical que, lo mismo que en sus sinfonías, encierran sus conciertos. También dejó escritos Mozart varios conciertos para violín u otros instrumentos, en los que se revela la originalidad de su genio creador. Junto a estas obras de grandes proporciones figuran una gran cantidad de composiciones para pequeños conjuntos orquestales, tales como casasiones, divertimentos, serenatas, etc., o bien composiciones más breves aún: marchas, minuetos, danzas alemanas, las mejores de estas últimas compuestas el último año de su vida. Si bien dichas obras son de un valor, desigual, muchas de ellas, como por ejemplo la titulada Eine Kleine Nachtmusik (Nochecita musical [Pequeña serenata nocturna]) para cuerdas, alcanzan una perfección de forma y una belleza que las coloca a la altura de sus mejores obras.

La música de cámara

La música de cámara de Mozart comprende: 25 cuartetos de cuerda, 5 quintetos de cuerda (entre los que figura el celebérrimo Quinteto en Sol menor (K.16), varios Tríos y Cuartetos con piano y unas 15 composiciones, también de cámara, para diversos instrumentos de viento. Entre los cuartetos de cuerda ocupan lugar preeminente los seis dedicados a Haydn, los cuales fueron compuestos entre los años de 1782 y 1785. Son obras magistrales, así como los tres últimos (1790), dedicados al Rey de Prusia (Cuartetos prusianos).

El piano

Para piano compuso Mozart 19 sonatas y numerosas piezas sueltas (variaciones, rondós, fantasías, etc.). En algunas de estas obras predomina el estilo galante de la época; en otras, en cambio, la expresión musical alcanza momentos de gran intensidad, como en la Sonata en Do menor (K. 457) en la admirable Fantasía (K. 475). Son de mencionar, por último, las sonatas para violín y piano, menos importantes que las sonatas de piano, así como las sonatas para órgano y orquesta de cuerdas.

Características de su obra

Mozart se nos ofrece como el único músico, sin precedentes ni continuadores, que haya sabido tratar con igual fortuna todos los géneros: teatral, sinfónico, de cámara, religiosa, etc. Su aspiración suprema era la de fundir en un arte superior todos los estilos. Crear un “arte aplicable a todos los géneros y que fuera susceptible de adaptarse a sus particulares exigencias; pero que, como quiera que lo emplease, tuviera siempre variedad, claridad, armonioso equilibrio, ciencia de la construcción y flexible pureza de estilo, sin olvidar, no obstante, la fantasía, la gracia, el encanto, la poética expresión que todo lo transfigura”.

 

Notas del Editor

Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este trabajo no están indicadas en los originales.

 

Al utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:

Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos. Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2004

 
 
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