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Historia de la Música

Juan Bautista Plaza

XVI

JEAN-PHILIPPE RAMEAU

Su vida
Su obra teórica
Su obra musical

Su vida

Jean-Phillippe Rameau (se pronuncia Ramó), el compositor francés más brillante en la primera mitad del siglo XVIII, nació en Dijon (Francia) en 1683; murió en París en 1764. Hijo de un organista, demostró desde temprana edad sus grandes aptitudes musicales. A la edad de 18 años, después de haber estudiado órgano y clave, fue enviado a Italia por su padre, más la música italiana, habiéndole interesado poco, fue causa de que Rameau regresara pronto a su patria. Por algún tiempo se dio a viajar como violinista ambulante en una compañía teatral de segundo orden. Después de haber desempeñado el cargo de organista en diferentes ciudades de Francia, terminó por residenciarse en París en 1723. Hasta entonces Rameau había ejercido su actividad como organista, como teórico y como compositor de música religiosa y de música para clave. En París fue protegido por un rico señor (La Poupliniére), quien le nombró su maestro de música y le facilitó el acceso a la Gran Ópera. Fue sólo a la edad de 50 años cuando empezó a darse a conocer como compositor de música dramática. Más tarde llegó Rameau a adquirir tanta fama que Luis XV le confirió el título de Compositor de la Cámara.

Rameau sostuvo frecuentemente numerosas polémicas con sus adversarios en defensa de sus innovaciones tanto en el campo de la composición como en el de la teoría musical. Su mal genio, su misantropía y su inveterada avaricia le granjearon mucha antipatía entre sus contemporáneos.

Su obra teórica

La obra teórico-musical de Rameau está contenida en varios tratados, el principal de los cuales es La Armonía reducida a sus principios naturales, obra de capital importancia, mediante la cual quedaron establecidas las bases de la armonía moderna. El principal resultado del sistema de Rameau fue el de reconocer de manera definitiva la tonalidad moderna, dejando bien establecido el concepto de acorde, a la vez que relacionó todos los sonidos de la escala diatónica con un sonido único, la tónica. Ya Zarlino (1517-1590) había presentido estas teorías, pero le tocó a Rameau desarrollarlas y, más tarde, a Tartini (1692-1770) completarlas. La teoría de Rameau fue muy combatida en su época, por parecer muy atrevida, lo cual resulta tanto más extraño cuanto que Rameau, al buscarle un fundamento natural a la armonía y al fenómeno musical en general, no hizo sino seguir las corrientes filosóficas de su tiempo y en particular las ideas de Jean-Jacques Rousseau, quien preconizaba la “vuelta a la naturaleza” y las tendencias racionalistas de los filósofos de la “Enciclopedia”.

Su obra musical.

Música instrumental: obras para clave y piezas de cámara. Como clavecinista, Rameau continúa la tradición de Couperin. Conserva el mismo espíritu descriptivo, dándole a sus piezas títulos característicos, tales como Los Suspiros, Los cíclopes, La Gallina, Los Torbellinos, etc. Todas estas piezas siguen, no obstante, el plan formal de los antiguos aires de danza (sarabanda, rondó, minué, etc). Aunque su estilo es siempre bastante personal y su lenguaje armónico más rico y variado, Rameau se revela a menudo menos ingenuo y gracioso que su ilustre predecesor. Este magnifico conjunto de piezas para clave fue publicado en tres series distintas, la segunda de las cuales, editada en 1724, va precedida de un método para la mecánica de los dedos.

La última producción de Rameau en el género instrumental es una colección de Piezas de clave en concierto (con violín, flauta o viola), obra de gran refinamiento y de clásica perfección.

Óperas y Ballets. La producción dramática de Rameau comprende principalmente: 5 Tragedias en música, las más célebres de las cuales son: Hipólito y Aricia (1733); Castor y Póllux (1737), que es su obra maestra; Dárdanus (1739) y Zoroastro (1749). Tres pastorales heroicas, de estilo más liviano; dos comedias líricas, entre las que sobresale Platea (1745), seis óperas ballets, una de las cuales, Las Indias Galantes (1735), es un ballet heroico en el que figuran los Incas del Perú, obra que fue muy celebrada en su tiempo, y Las Fiestas de Hebé; a lo cual hay que agregar numerosos actos de ballet. La ópera de Rameau se presenta bajo el aspecto tradicional del género, con recitativos, arias, y conjuntos vocales, no obstante lo cual estas obras son de una gran originalidad y riqueza expresiva, sobre todo por lo que atañe a los recitativos y a las arias. Los coros, además, desempeñan un importante papel en estas obras. La opinión de los contemporáneos sobre las innovaciones aportadas por Rameau en sus óperas dio origen a una larga polémica. Los tradicionalistas, defensores de la ópera de Lully, no aceptaban de buena gana aquellas innovaciones; veían en Rameau un revolucionario del arte musical y le llamaban despectivamente “destilador de acordes barrocos”. Otros, en cambio, le defendían, y así terminaron por formarse los partidos “lullysta” y “ramista”, los cuales se mantuvieron en pugna por muchos años. Más tarde, en 1752, con ocasión de la llegada a París de una compañía italiana de ópera “buffa”, y del éxito que ésta obtuvo con la representación de La serva padrona” de Pergolesi, se formaron dos nuevos partidos: el de los “bufonistas”, entre cuyos defensores se contaban algunos filósofos de la Enciclopedia, - Rousseau y Diderot entre otros y el de los “anti-bufonistas” o “rameauneurs”, defensores de Rameau y de la ópera tradicional francesa. La polémica que se suscitó entre estos dos bandos fue larga y apasionada y ha pasado a la historia con el nombre de “Guerra de los Bufones”. He aquí como describe Rousseau aquella tirante situación: “Todo París se dividió en dos partidos, más ardientemente que si se hubiera tratado de un asunto de Estado o de religión. Uno, más potente, más numeroso, constituido por los grandes, los ricos y las mujeres, sostenía la música francesa; el otro, más vivaz, más enérgico, más entusiasta, estaba compuesto por los verdaderos entendidos y por las personas inteligentes. Este pequeño grupo se reunía en la Opera bajo el palco de la Reina. El otro partido ocupaba el reman del parterre y de la sala, pero su centro se encontraba bajo el palco del Rey. He aquí de donde vienen los nombres de estos famosos partidos: coin du Roi (rincón del Rey), coin de la Reine (rincón de la Reina)”. De allí que esta célebre polémica se llamara también “Guerra de los rincones”. Rousseau se mostró tan apasionado en su defensa de la música italiana y tan contrario a la francesa, que en una célebre “Carta sobre la música francesa” que publicó en 1753, resumía con estas palabras su opinión: “Creo haber demostrado que no hay ritmo ni melodía en la música francesa, porque el idioma no se presta a ello; que el canto francés es un ladrido continuo, insoportable a todo oyente no prevenido; que la armonía es fea, sin expresión, de un escolasticismo vacío; que las arias francesas no son arias; que el recitativo francés no es recitativo. De todo lo cual concluyo que los franceses no tienen música ni pueden tenerla, o que si algún día llegasen a tener alguna, será tanto peor para ellos”. Rousseau, que además de eminente filósofo era un mediocre compositor, no se limitó a intervenir como teórico en la polémica sino que, imitando el estilo de los bufonistas italianos, y adaptándolo al gusto francés de la época, compuso y estrenó ese mismo año una ópera cómica: Le devin du village (El adivino de la aldea), que tuvo un enorme éxito y que ha sido considerada en lo sucesivo como el modelo de la “ópera comique” francesa, género que posteriormente había de tener un gran desarrollo en Francia.

La producción musical de Rameau, así como su obra teórica, ha llegado a ocupar hoy día el alto sitial que con justicia se merece. En esta obra todo es original y típicamente francés. El caso de Rameau puede además ser considerado como único en la historia de los grandes músicos, por haber sido a la vez este poderoso genio un teórico insigne y un compositor de primer orden.

 

Notas del Editor

Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este trabajo no están indicadas en los originales.

 

Al utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:

Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos. Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2004

 
 
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