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Historia de la Música

Juan Bautista Plaza

XXXIV

CLAUDE DEBUSSY Y EL IMPRESIONISMO MUSICAL

Su vida
Características de la obra de Debussy
Su obra
Música vocal
Música instrumental
Principales innovaciones de Debussy - Influencia de su obra

Su vida

Claude Debussy, a quien el poeta d’Annunzio llamó “Claudio de Francia”, nació en Saint-Germain en Laye (cerca de París) en 1862. Murió en París en 1918.

A la edad de 11 años entró en el Conservatorio Nacional, donde estudió piano con Marmontel y más tarde composición con Guiraud y Massenet.

En 1884 obtuvo el Gran Premio de Roma con su cantata El Niño pródigo. Pasó luego algún tiempo en Italia, donde compuso otra cantata: La Doncella bienaventurada, obra que fue enviada al Instituto de Francia, provocando la ira de los profesores por su novedad y atrevimientos armónicos. Por aquel tiempo le fue revelada la música rusa, en particular la de Mussorgsky, que le impresionó vivamente. De regreso a París, Debussy entró en relaciones con el cenáculo de los pintores impresionistas y con algunos poetas contemporáneos, tales como Verlaine y Mallarmé, cuyo arte original era muy discutido por aquel entonces. No tardó el joven músico en comprender y asimilar las nuevas aspiraciones estéticas que vendrían a desechar todas las reglas con el fin de buscar nuevas y extrañas sensaciones. Entusiasmado por este nuevo arte, Debussy se dedicó a poner en música numerosas poesías de sus contemporáneos. De esta época data su primera obra significativa el Preludio a la siesta de un fauno. En 1892, habiéndose entusiasmado con la representación de Pelleas et Mélisande de Maeterlinck, se decidió a poner en música este hermoso drama, labor en la que empleó diez años. Estrenada la partitura en 1902 en la Ópera Cómica, produjo al principio un gran desconcierto en el público. Fue después de varias representaciones cuando se vino a comprender el alto valor artístico de esa extraordinaria creación debussyana. A partir de esa época comenzó la verdadera gloria de Debussy. En lo sucesivo, el compositor siguió escribiendo obras de diversos géneros: sinfónicas, vocales y para piano, todas ellas de extraña novedad, encontrando muchos defensores de su atrevido lenguaje musical, pero también muchos detractores. Las últimas obras de Debussy fueron compuestas durante el duro período de la Primera Guerra Mundial. En 1918, poco antes del armisticio, falleció este gran músico, el más notable de la Francia contemporánea.

Características de la obra de Debussy

Para comprender las características tan originales de la obra de Debussy, es preciso tomar en cuenta las principales influencias que pesaron sobre su creación musical. Estas son de dos órdenes: las influencias extra-musicales y las influencias musicales.

Entre las influencias extra-musicales se cuentan:

1º.- Las de la poesía simbolista (de Verlaine y Mallarmé), cuya característica principal es la de mostrar un desprecio total por los artificios del Romanticismo (abuso de la retórica, del gesto declamatorio y del patetismo en la expresión de los sentimientos personales del artista). Esta influencia de la nueva estética de la poesía se manifiesta en Debussy en muchas de sus obras: el drama lírico Pelleas et Mélisande, las melodías vocales sobre poesías de Verlaine, Pierre Louys y otros, en las que predomina la fluidez musical ajena a todo convencionalismo, unida a la espontaneidad y sencillez de los sentimientos que dicha música traduce.

2º.- La influencia de la pintura impresionista (la de Monet, Degas, etc), en la cual se toma más en cuenta el color que el dibujo académico. Ello corresponde en la música debussyana al papel más importante que en ésta desempeña el color armónico e instrumental, quedando relegada al segundo plano la línea melódica, la cual adquiere, por lo mismo, cierto carácter de vaguedad o imprecisión. De esta manera la música de Debussy se presenta como hecha de manchas sonoras y yuxtapuestas, con lo que el compositor trata ante todo de crear un ambiente y evocar un paisaje.

Todo se advierte principalmente en sus obras instrumentales, ya en sus piezas para piano, muchas de las cuales constituyen verdaderos lienzos impresionistas, ya en sus cuadros e impresiones sinfónicas, tales como Iberia, El Mar, etc.

Entre las influencias musicales que contribuyeron a crear el estilo tan personal de Debussy, hay que citar:

1º.- La de su maestro Massenet, influencia que sólo se observa en las primeras obras del compositor (La Doncella bienaventurada, los Arabescos para piano, etc.), de las que luego se libró totalmente Debussy.

2º.- Las de Chopin por lo que atañe a muchos aspectos de su técnica pianística.

3º.- La de Mussorgsky, cuyas libertades armónicas, así como su típica declamación vocal, orientaron a Debussy hacia muchas de sus capitales innovaciones.

4º.- Las de Rimsky-Korsakov y Borodin, de quienes supo admirablemente asimilar el rico colorido orquestal, así como el frecuente empleo que dichos compositores rusos hacen de escalas exóticas o de modos arcaicos caídos en desuso.

Ninguna de estas numerosas influencias prevalece de manera exclusiva en Debussy, antes por el contrario, a medida que el compositor va produciendo nuevas obras, va definiéndose cada vez más netamente su personalidad e independizándose de dichas influencias hasta llegar a convertirse en un verdadero creador de sorprendente originalidad.

Su obra

Música vocal

Comprende sus melodías para canto y piano. Sus cantatas, su ópera, la música de escena para El Martirio de San Sebastián, y algunas otras composiciones de menor importancia. Las Melodías para canto y piano están compuestas sobre poesías de Verlaine, Mallarmé, Baudelaire, Louys, Villon y otros poetas antiguos y modernos. Por el atrevimiento de su estructura armónica, por su forma especial y su exquisito colorido, aportan estas canciones una seductora novedad en el género del lied; la música está admirablemente adaptada al texto. Debussy se esmera sobre todo en los matices de acentuación y en la prosodia musical; respeta escrupulosamente las características de su idioma nativo. Es por ello, así como por la armoniosa evocación musical del ambiente de cada poema, por lo que cada una de estas melodías constituyen joyas musicales de exquisita finura y originalidad. Pertenecen al género vocal-instrumental las obras siguientes: El hijo pródigo”, cantata que le valió el Gran Premio de Roma -obra de juventud- y La Doncella bienaventurada bellísima cantata sobre un poema de Dante Gabriel- Rossetti. Ambas obras, compuestas entre 1884 y 1888, son menos características del estilo de Debussy que el resto de su producción posterior, lo cual no implica que no contengan páginas musicales de primer orden.

Pelleas et Mélisande fue el único drama lírico que compuso Debussy. A esta obra se la puede considerar no sólo como una de las obras maestras del compositor sino como una de las producciones más trascendentales en la historia del drama lírico. Su principal originalidad estriba en la manera como ha sido interpretado musicalmente el drama simbolista de Maeterlinck. Los personajes de dicho drama son seres leyendarios, figuras simbólicas llenas de misterio, cuyas vidas están como oprimidas bajo el peso de una gran fatalidad que extiende sobre todos su trágica sombra. Es la historia dolorosa de dos amantes, víctimas irresponsables del Destino; drama puramente interior como la mayoría de los que escribió Maeterlinck. La música de Debussy evoca admirablemente aquel extraño ambiente; con toda meticulosidad traduce hasta sus más finos matices psicológicos. Para ello se valió de una declamación que viene a ser una de salmodia casi hablada por momentos, o bien apasionada en los momentos de mayor lirismo. En todo el curso de la obra no se encuentran arias separadas ni períodos completamente definidos; podría exceptuarse la arcaica canción de Mélisande al comienzo de la escena de la torre (Acto III), que es una especie de cantilena en modo antiguo, de maravilloso efecto. Dicha declamación, es seguida fielmente por la orquesta, pero siempre con suma discreción. Los motivos son muy breves y casi no se desarrollan. La armonía nunca es áspera, a pesar del empleo constante que hace Debussy de las disonancias. La orquesta, contrariamente a la orquesta wagneriana, no domina nunca excepto en los interludios y en aquellos momentos en que la voz humana calla. Jamás hay grandilocuencia vocal ni instrumental; todo es sencillo y armonioso. Por tales características, Pelleas et Mélisande es una concepción estética diametralmente opuesta a la estética wagneriana. De allí su gran importancia histórica; habiendo sido estrenada en 1902, cuando todavía imperaba la influencia de Wagner vino esta obra a señalar el principio de la reacción que había luego de seguir intensificándose cada vez más. De allí también la fuerte oposición que encontró al principio.

El Martirio de San Sebastián es música de escena compuesta para ser ejecutada durante la representación de ese “Misterio” del poeta italiano Gabriele d’Annunzio. Debussy simplifica aquí su estilo. Estrenado sin éxito en 1911, la representación no se realizó sin dificultades, dado el carácter pagano del libreto y de la libertad con que d’Annunzio trata el asunto religioso. El Martirio pertenece al último período de Debussy y es considerado hoy como una de sus obras más perfectas.

Música instrumental

La música instrumental de Debussy comprende: su obra para Piano, sus obras Sinfónicas y su música de Cámara.

La obra para piano de Debussy tiene, por su gran novedad, una importancia especial. Esta comprende principalmente los 24 Preludios en dos libros, que son cuadros característicos en los que el compositor se entrega a fijar ciertos estados de ánimo fugitivos, provenientes casi siempre de sus impresiones ante los fenómenos de la Naturaleza, o en los que evoca cosas misteriosas o bien humorísticas. Entre las más célebres de esta obra se cuentan: La catedral sumergida, La muchacha de los cabellos de lino, Danzarinas de Delfos, Ministrales y tantos otros pequeños cuadros de carácter más o menos impresionista, notables en todos sentidos. Las Estampas y las Imágenes, de una técnica novísima, tanto pianística como armónica. El Rincón de los Niños (Children’s Corner), deliciosa colección de piezas en las que el compositor traduce con infinita sutileza sus impresiones ante los variados aspectos del alma infantil. Por último, además de muchas otras piezas de diferente calidad, son de citar los Doce Estudios, en los que Debussy, siguiendo el ejemplo dado por Chopin, no se limita a escribir música con un propósito puramente didáctico, sino que sus estudios son, por añadidura, piezas del más alto interés musical.

Las principales obras sinfónicas de Debussy son: El Preludio a la siesta de un fauno (1892), interpretación musical de un poema de Mallarmé, estupendo cuadro de un impresionismo delicado, finísimamente orquestado y el que ha llegado a ser con el tiempo una de las obras más populares de Debussy; los Tres Nocturnos (1893-1899): Nubes, Festivales y Sirenas, este último con coro de voces femeninas. La música es pintoresca, evocadora de paisajes. Como la obra anterior, pertenecen estos Nocturnos a la primera época de Debussy. El Mar (1903), suite sinfónica en tres movimientos, obra de extraordinaria riqueza orquestal y muy original, verdadero modelo de impresionismo musical. Imágenes para orquesta, en número de tres: Jigas, Iberia y Rondas de Primavera (1906-1912). En Iberia, la más célebre de ellas, el compositor evoca admirablemente el ambiente pintoresco de España. Por último, el ballet Juegos (Jeux) (1912) con escenario y coreografía de Nijinsky, que es de su última época.

La música de cámara de Debussy comprende: El Cuarteto en Sol menor (1893), una de las obras más hermosas que se han compuesto en este género; es de forma cíclica, pero tratada de manera especial; el Adagio es una página íntima de un gran sentimiento y musicalidad; la lectura de toda la obra es perfecta desde el punto de vista formal. Las Sonatas para Cello y Piano (1915), para flauta, viola y arpa (1915), y para violín y piano (1916), las últimas obras que compuso Debussy. Revelan un cambio en su estilo, el que se hace más depurado, aunque no dejan de traducir cierto cansancio que padecía el compositor, ya cercano a la muerte. Son obras, de música pura de la más alta calidad.

Principales innovaciones de Debussy - Influencia de su obra

Debussy es el primer representante de las tendencias ultramodernas en la música. Sus innovaciones consisten principalmente:

1º.- En buscar la máxima libertad rítmica;

2°.- En el frecuente empleo de escalas exóticas o de modos arcaicos o de la escala de tonos enteros, prescindiendo así del sistema tonal clásico;

3°.- En abolir la clásica distinción entre acordes consonantes y acordes disonantes y usar los unos y los otros con la máxima independencia de las reglas consagradas por la armonía;

4°.- En el empleo original de una instrumentación siempre dividida, prefiriendo sistemáticamente las sonoridades excepcionales, a fin de lograr el ambiente;

5°.- En obtener del piano sonoridades nuevas mediante una técnica especial creada por él (sonoridades opuestas, etc.);

6°.- En diluir la línea melódica en pequeñísimas frases o motivos de tipo melismático para producir una atmósfera musical llena de vaporosidad;

7º.- En darle al canto preferentemente un carácter clamatorio o de recitativo, casi como en las óperas de los primitivos florentinos, imitando con los intervalos el subir y bajar de la voz hablada.

8º.- A todo hay que agregar sus principios estéticos, en perfecta consonancia con la época en que vivió Debussy; la de la poesía simbolista y la de la pintura impresionista.

Esta estética tiene como característica principal la de evitar en el arte todo patetismo en la expresión de los sentimientos y la de no exagerar ni forzar nunca la expresión a fin de evitar efectos aparatosos. Lo que siempre ha de predominar en este arte es la sencillez, el ambiente poético, el suave contraste entre luces y sombras.

Debussy es el primer compositor que ha logrado traducir por medio de los sonidos estas refinadas impresiones. El abuso de esta manera suave de proceder es justamente lo que más se le ha criticado. Se ha dicho que su arte es demasiado refinado y que carece por lo general de pasión y de profundidad. Debussy parece haber querido continuar la tradición muy francesa del arte fino y elegante de Couperin, Rameau y demás clavecinistas de su patria.

La influencia de Debussy ha sido muy notoria sobre sus contemporáneos. Sus innovaciones han sido recogidas y desarrolladas por muchos compositores de gran valor entre otros, Ravel (quien es, sin embargo, de una personalidad tan original y destacada como el propio Debussy), Dukas, Roussel, Florent Schmitt y muchos otros.

Debussy fue también un notable crítico musical y en este sentido ha contribuido eficazmente por medio de sus artículos, muchos de ellos recopilados en el volumen Monsieur Croche Antidilet tante, a orientar a sus contemporáneos hacia una nueva modalidad estética.

 

Notas del Editor

Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este trabajo no están indicadas en los originales.

 

Al utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:

Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos. Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2004

 
 
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