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Historia de la Música

Juan Bautista Plaza

XXXII

EL NACIONALISMO MUSICAL

El nacionalismo musical
Características de la música nacional
Glinka y los orígenes de la escuela rusa
Mikhail Glinka
El Grupo de los Cinco
Mily Balakirev
Modest Mussorgsky
Alexander Borodin
Nikolai Rimsky-Korsakov
Rubinstein y Tchaikovsky
Anton Rubinstein
Piotr Ilich Tchaikovsky

El nacionalismo musical

Hasta comienzos del siglo XIX tan sólo hallamos tres grandes naciones: Italia, Francia y Alemania, cuya producción musical ejerce una poderosa influencia sobre todos los demás países, pero a mediados de aquel siglo comenzó a despertarse la conciencia musical de muchas otras naciones que hasta entonces habían permanecido más o menos inactivas. Surgieron así las llamadas Escuelas Nacionales, cuyas tendencias innovadoras han contribuido mucho a enriquecer el arte musical en nuestros días.

Los dos factores principales que contribuyeron a fomentar el nacionalismo musical, fueron:

1º.- El ideal romántico, debido a la marcada inclinación que demuestra hacia lo popular y lo autóctono, y

2º.- La evolución política de Europa en el siglo XIX caracterizada por el resurgimiento e independencia de las diferentes naciones de aquel continente.

Características de la música nacional

La música de tipo nacional puede caracterizarse por los rasgos siguientes:

1º.- El empleo de la canción popular o de aquellos elementos estilísticos que le son propios;

2º.- La manera especial de emplear los modos mayor y menor, así como ciertas escalas y modos arcaicos o poco usuales;

3º.- La gran variedad de ritmos, peculiares;

4º.- La riqueza de los timbres instrumentales;

5º.- El carácter generalmente descriptivo y pintoresco de las obras, la mayor parte de las cuales son de breve extensión.

Estos rasgos se observan en la música de todos los países en los que se ha constituido una Escuela Nacional. En Europa, las principales de dichas escuelas son: la rusa, la nórdica o escandinava, la bohemia, la húngara, la rumana y la española.

Glinka y los orígenes de la escuela rusa.

El folklore musical ruso es uno de los más ricos de Europa. Tanto los cantos como las danzas que han sobrevivido en el inmenso territorio ruso, presentan variedad y originalidad de formas y de expresiones. Abundan asimismo los coros populares de excelente calidad, entre los que descuellan las voces de bajo profundo, que son únicas en el mundo. Entre los instrumentos típicos de aquel país, es de citarse especialmente, por ser el más difundido, el Balalaika, instrumento de la familia del bandolín, con sólo dos o tres cuerdas y caja sonora de forma triangular. Una de las particularidades de la canción rusa es que está generalmente compuesta sobre algunos de los antiguos modos griegos; se nota a veces en ella una marcada influencia de la música religiosa bizantina.

A pesar de su riqueza, este acervo folklórico no había sido aprovechado por los compositores patrios. Durante el siglo XVIII. La influencia de la música italiana había sido preponderante en Rusia. Fue contra este italianismo que reaccionaron, a mediados del siglo XIX los músicos rusos fundadores de una escuela nacional, escuela que ha llegado a ser con el tiempo una de las más brillantes y originales de Europa.

Mikhail Glinka (1804-1857)

Es considerado como el creador de la ópera nacional rusa, es la primera figura importante que aparece en esta historia. Sus primeras obras sufrieron la influencia de la música italiana, bien conocida por Glinka, ya que éste residió por algún tiempo en Italia durante su juventud. Más tarde, habiendo entrado en relaciones con los grandes escritores Gogol y Pushkin, se decidió a componer una ópera basada en un episodio histórico nacional. Dicha ópera, titulada La vida por el Zar, fue estrenada con gran éxito en 1836. A pesar de que en ella subsiste en parte la influencia italiana, se advierte que sus coros y algunas canciones están inspirados en la música popular rusa. En 1842 estrenó Glinka otra ópera, Russlan y Ludmila, basada en antiguas leyendas fabulosas. Abundan en esta nueva obra las melodías de carácter oriental y las danzas pintorescas. En su producción operística, Glinka se muestra siempre muy ingenuo. También compuso algunas obras interesantes en el género sinfónico, entre otras, una original fantasía para orquesta titulada Kamarinskaya.

La música de Glinka fue una revelación para los compositores rusos, de tal modo que la creación de una escuela nacional no tardó en llevarse a efecto. También contribuyeron a ello otros dos autores: el crítico y compositor Alexander Seroff, quien fue el primero en dar a conocer en Rusia las teorías de Wagner, y Alexander Dargomizhsky, autor de las óperas Russalka y El convidado de piedra, en las que el recitativo melódico, concebido a la manera de Wagner, está tratado con mucha originalidad.

El Grupo de los Cinco

El impulso decisivo que determinó la creación de un verdadero arte musical ruso, provino de un grupo de cinco compositores, los cuales se unieron con el propósito de hacer penetrar, tanto en la música sinfónica como en la teatral, las influencias melódicas, los ritmos y el color armónico de los cantos y las danzas populares rusas.

Estos compositores eran de proveniencia y de carreras muy distintas, y aunque ninguno de ellos cultivaba la música profesionalmente todos, sin embargo, aceptaron en el momento decisivo, con gran fe y entusiasmo, la divisa que se trazaron de combatir en pro del arte patrio.

Mily Balakirev (1837-1910)

El fundador de dicho grupo fue Balakirev, quien en1854 había ido a San Petersburgo para terminar sus estudios musicales bajo la dirección de Glinka, por quien sentía gran admiración. A la muerte de éste, entró Balakirev en relaciones con Dargomizhsky, que era un ardiente defensor de toda idea innovadora. Con mucha habilidad supo escoger Balakirew los otros cuatro compositores que con él habían de constituir el “grupo poderoso”, como se le llamó. Estos fueron: César Cui ingeniero y profesor de ciencias militares, y cuya verdadera importancia en el desarrollo de las actividades del grupo estriba en la lucidez y tenacidad con que supo defender con su pluma la doctrina estética de sus colegas. Como músico, Cui ofrece poco interés. Modest Mussorgsky, quien en su juventud había ingresado en la carrera militar y fue más tarde funcionario público. Alexander Borodin, médico militar y químico notable. Y Nikolai Rimsky-Korsakov, oficial de marina.

Balakirev no fue sólo el organizador del grupo, sino también su educador, pues en las reuniones con sus compañeros, se esforzaba por explicar y comentar las partituras de los grandes maestros de la música. Se ocupó también de recoger las canciones populares rusas, las cuales armonizó con muy buen gusto, formando con ellas una colección muy valiosa. Como compositor, Balakirev no escribió mucho, pero dejó obras de valor, tales como algunos de sus lieder y piezas de piano (entre las que figura la difícil fantasía Islamey, de inspiracióm oriental) y sobre todo, sus dos poemas sinfónicos Thamar, basado en una sugestiva leyenda caucásica, y Rusia, en la que canta las luchas, sufrimientos y alegrías de su patria. Características principales del estilo de Balakirev son su imaginación desbordante, una perfecta asimilación de la música popular y la maestría con que logra evocar, con los más brillantes colores, el alma y el ambiente ruso-oriental.

Modest Mussorgsky (1839-1881)

De origen noble, era el músico más genial del grupo. Siguió en su juventud la carrera militar, la que abandonó a los 17 años para entregarse a la composición. Habiendo entrado en relaciones con Dargominsky y los que habían de constituir el Grupo de los Cinco, se esmeró en conocer y estudiar a fondo el folklore patrio, sin que por ello descuidase los otros estudios que, bajo la guía de sus compañeros, había emprendido sobre las obras maestras de la música clásica. Después de algunos años de enfermedad y de privaciones, la necesidad le obligó a aceptar en 1863 un modesto cargo en una oficina pública de San Petersburgo. Volvió entonces a entrar en contacto con sus amigos, y es a partir de esta época cuando comienza Mussorgsky a producir sus mejores obras. Su trabajo, no obstante, se ve frecuentemente interrumpido debido a su precaria salud. Fue en 1870 cuando logró terminar su obra maestra, la ópera Boris Godunov, cuya partitura hubo luego de modificar para que pudiera ser aceptada por la dirección de la ópera de San Petersburgo. En su nueva forma, la referida ópera fue estrenada con gran éxito en 1874. Durante los años siguientes siguió Mussorgsky componiendo muchas obras de distintos géneros; más, como su salud fue empeorando, y en particular sus condiciones mentales, tuvo al fin que abandonar toda actividad. En 1881, a la edad de 42 años, falleció en un hospital militar, a donde había sido preciso internarlo.

Su obra. Mussorgsky cultivó con particular éxito el género lírico-dramático, aunque en el resto de su producción figuran también obras de un gran valor artístico, tales como lieder, música sinfónica y para piano.

Las tres óperas principales de Mussorgsky son: Boris Godunov (completa), el drama nacional Khovanshchina (instrumentado por Rimsky-Korsakov) y algunos fragmentos de La feria de Sorochinsk, ópera que fue completada por otros autores después de la muerte de Mussorgsky. Boris Godunov es una de las grandes obras maestras del siglo XIX y uno de los dramas líricos más poderosos que se hayan compuesto. El libreto, escrito por el propio compositor, fue sacado de un drama de Pushkin, que más que un drama viene a ser en realidad una sucesión de escenas y de cuadros, ya patéticos, ya pintorescos o cómicos. Todo es admirable en esa obra: sus estupendos coros, en los que la multitud se exalta o expresa su dolor; sus recitativos y ariosos, de un realismo impresionante y a veces brutal; la novedad de la armonía, con sus extrañas modulaciones; el colorido instrumental, de una originalidad única. Escenas notables de esta ópera son: la primera, en la que el pueblo le suplica a Boris que sea su jefe; el coro de los monjes; la escena de la taberna y las canciones del segundo acto; la escena llamada del reloj y la de la muerte de Boris, de un realismo conmovedor. La partitura original de Boris Godunov ha sido dada a conocer recientemente, pues lo que hasta ahora había salido a la luz era una versión bastante adulterada de Rimsky-Korsakov.

Entre las obras instrumentales de Mussorgsky, son dignas de mención: el poema sinfónico Una noche en el Monte Calvo (instrumentado por Rimsky-Korsakov), que es un cuadro fantástico y lleno de extrañas evocaciones; la célebre fantasía para piano titulada Cuadros de una Exposición, en la que el compositor, usando temas del más genuino carácter ruso, describe musicalmente sus impresiones ante la exposición pictórica de un artista -Hartmann- amigo suyo; En la aldea y Hopak, también para piano. En el terreno del lied, finalmente, produjo Mussorgsky varias obras magnificas, tales como los lieder que figuran en las colecciones tituladas Sans soleil” (Sin sol) que consta de seis canciones, verdadera obra maestra de Mussorgsky en este género, y los Cantos y danzas de la Muerte” (cuatro lieder) perteneciente al último período de la vida del compositor, melodías cuyo ambiente poético y profundidad expresiva son excepcionales. Son de citar, por último, las Escenas infantiles”, también para canto y piano, llenas de ingenuidad y de humorismo.

La fuerza, el vigor exuberante se cuentan entre los atributos descollantes de la música de Mussorgsky. El estilo es a menudo incoherente; el lenguaje armónico siempre atrevido y muy personal. Este gran compositor ruso es el prototipo del músico intuitivo para quien no existen más reglas que las que le dicta su poderoso genio creador. Pese a las imperfecciones de que adolece la obra de Mussorgsky, su música es siempre intensamente expresiva, muy llena de poesía y de un hondo sentido humano.

Alexander Borodin (1834-1887)

Nació en San Petersburgo. Su principal ocupación fue siempre la ciencia y en particular la química. Sus profundos conocimientos en esta ciencia le valieron el que fuera nombrado profesor en la Academia de Medicina de San Petersburgo, puesto que desempeñó durante muchos años. Al margen de aquella profesión, Borodin cultivaba la música casi como un diletante. Habiendo conocido a Balakirev, se hizo discípulo suyo, llegando pronto a convertirse en un músico de sólidos conocimientos. Liszt en Alemania, le demostró un gran aprecio y se esforzó por dar a conocer algunas de sus obras. A pesar de que la música no fuera para Borodin más que un pasatiempo, se reveló este compositor como uno de los artistas más finos e inspirados del Grupo de los Cinco.

Su obra.- Comprende principalmente la ópera El Príncipe Igor, tres sinfonías, una de las cuales, la Primera, en Mi bemol, es muy notable; un Cuarteto de cuerdas de corte e inspiración muy delicados; el poema sinfónico En las Estepas del Asia Central, que es de lo más fino y logrado que existe en este difícil género, y diversas obras menores para canto, piano u orquesta. La ópera El Príncipe Igor fue terminada por Rimsky-Korsakov y Glazunov, después de la muerte de Borodin. Por su orientalismo, tan rico de colorido, así como por la justeza de su expresión y el perfecto dominio de la técnica y de la forma, constituye esta original obra una de las creaciones más valiosas y características de la escuela nacional rusa. La escena de las “Danzas Polovesianas” que figuran en dicha ópera es uno de los ejemplos más sugerentes de “tumultos” esencialmente musicales que existen en el género lírico-dramático.

Borodin puede considerarse como el más fino y distinguido compositor del Grupo de los Cinco. Es un exquisito cincelador de melodías, a la vez que un colorista de primer orden. Toda su música es intensamente evocativa.

Nikolai Rimsky-Korsakov (1844-1908)

Manifestó desde temprana edad su vocación musical. A pesar de haber ingresado en la carrera militar, en la que llegó a alcanzar el grado de oficial de Marina, no descuidó nunca sus estudios musicales, los cuales perfeccionó bajo la dirección de Balakirev. En 1871 fue nombrado profesor de composición e instrumentación en el Conservatorio de San Petersburgo, cátedra que conservó hasta su muerte. Rimsky-Korsakov se dedicó también por muchos años a dirigir conciertos en Rusia y en varios países europeos, dando a conocer y divulgando activamente por medio de ellos las nuevas obras del grupo nacional al cual pertenecía. Grande fue su actividad, no sólo como compositor, sino también como teórico (son notables su Tratado de Armonía y Tratado de Instrumentación) y como revisor de las obras de sus compañeros que habían quedado inconclusas. Fue de todos ellos el más fecundo; su producción abarca casi todos los géneros. Para el teatro dejó escritas 18 obras, entre las que sobresalen las de carácter fabuloso, tales como La muchacha de nieve, El Gallo de Oro, Zar Saltan y Mlada. Se advierte en ellas una marcada predilección por los temas orientales; con inagotable fantasía trata Rimsky-Korsakov estos temas, revistiéndolos de un colorido armónico y orquestal extraordinario. Lo mismo cabe decir del poema sinfónico Sadko, de la suite Scheherazade, de la Sinfonía Nº 2 “Antar” y de la Tercera Sinfonía en Do menor, en cuyas páginas descuella luminosamente la rica fantasía de su autor y su gran dominio de la técnica orquestal. Rimsky-Korsakov compuso también mucha música de cámara y obras corales.

El estilo de Rimsky-Korsakov carece de la profundidad que puede observarse en las obras de Mussorgsky, pero en cambio, su música posee un colorido fascinador y es por lo general de una forma tan acabada, que ha sido imitado por muchos compositores posteriores. De todos los componentes del “grupo poderoso”, Rimsky-Korsakov es tal vez quien más influencia ha ejercido sobre sus contemporáneos y sucesores. Entre sus numerosos discípulos se cuentan Liadov, Gretchaninoff, Glazunov y Stravinsky.

Rubinstein y Tchaikovsky

Mientras el Grupo de los Cinco, teniendo a San Petersburgo como centro, se dedicaba a combatir en pro de un arte exclusivamente nacional basado en el folklore ruso, otros tales como Anton Rubinstein y Piotr Ilich Tchaikowsky, representan una corriente de ideas diferente, ya que en la producción de estos compositores predomina la influencia de la música occidental y sobre todo de la música germana. Esta corriente occidentalista, de rasgos aristocráticos, tuvo también su centro de difusión, cual fue la llamada Escuela de Moscú, fundada por Nikolai Rubinstein (hermano de Anton).

Anton Rubinstein (1830-1894)

Fue uno de los pianistas más famosos que han existido; su fama, como la de Liszt, se extendió por toda Europa. Rubinstein fue además un compositor muy fecundo, sobre todo en el género operístico. En su obra alternan momentos de genuina inspiración con numerosas páginas de ínfimo valor. Fue además enemigo de la reforma wagneriana, no obstante haber recibido su educación musical en Alemania, En su obra casi no se advierte influencia alguna del arte nacional de su país. Mayor interés presenta su música de cámara y algunas de sus obras sinfónicas, a pesar de que su estilo no deja de ser casi nunca ecléctico y cosmopolita.

Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893)

Fue el compositor más importante de, la Escuela de Moscú. Por muchos años desempeñó la cátedra de armonía en el Conservatorio de dicha ciudad. En sus viajes por Europa y Estados Unidos alcanzó mucha celebridad con los conciertos que realizó para dar a conocer sus obras. Tchaikovsky era de un temperamento muy excitable y de una sensibilidad que rayaba en lo morboso. Como buen romántico que era, los episodios sentimentales de su vida se reflejan a veces intensamente en su música, en la que alternan con frecuencia trozos llenos de dinamismo y de vida con otros de la más honda melancolía.

Tchaikovsky es, entre los compositores modernos, uno de los más fecundos. En su producción figuran numerosas óperas, música sinfónica, de cámara, obras para piano y heder. El temperamento eslavo del compositor se refleja profundamente en su música; ésta, sin embargo, no presenta el típico colorido local que se observa en la mayoría de las obras de los compositores rusos del grupo nacional. Su música, además está siempre concebida dentro de las formas clásicas de la música occidental.

Las mejores cualidades de Tchaikovsky se ponen de manifiesto en sus obras orquestales, entre las que sobresalen la Sinfonía Patética, que concluyó poco antes de su muerte; es una de las obras más originales de todo el repertorio sinfónico del período romántico, de una expresión muy intensa y de una orquestación muy rica y llena de contrastes. Se destacan asimismo las dos Sinfonías, Nº 4 y 5, que preceden a esta última. Otras obras notables de Tchaikovsky en el terreno sinfónico, son el poema Manfredo, la suite Cascanueces, sacada de un ballet del mismo nombre, la Obertura 1812 y Romeo y Julieta, esta última de factura e inspiración muy romántica. Muy célebre es también su Primer Concierto en Si bemol menor para piano y orquesta, obra que ocupa un lugar importante en la literatura pianística moderna. Las numerosas óperas de Tchaikovsky, muchas de las cuales están basadas en asuntos rusos, son poco conocidas; la más célebre de ellas es la titulada Eugene Oneguin. Entre sus ballets se destaca por su finura el que lleva por título La bella durmiente del bosque. En cuanto a las canciones de Tchaikovsky, traducen casi todas la característica melancolía del compositor.

Tchaikovsky es un compositor sincero que domina bien los secretos de su arte, pero su estilo es a veces superficial y ecléctico. Es un artista que sintetiza todas las tendencias del último período del romanticismo musical a fines del siglo XIX.

Entre los más notables discípulos de Tchaikovsky y de la Escuela de Moscú merecen citarse: Taneyev, Liapunoff, Arensky y Rachmaninoff.

 

Notas del Editor

Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este trabajo no están indicadas en los originales.

 

Al utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:

Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos. Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2004

 
 
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