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El Lenguaje de la Música
(Lecciones populares sobre música)

Juan Bautista Plaza

XXV
La sinfonía beethoveniana.
La Sinfonía Fantástica de Berlioz.
La Danza Macabra de Saint-Saëns.

Es evidente que la índole de estas lecciones no nos permite extendernos cuanto quisiéramos sobre un tópico tan interesante como el de la sinfonía y sus múltiples transformaciones. Debemos, pues, limitarnos a dar de este importante género musical unas cuantas explicaciones muy sencillas. Lo esencial es que la música de los grandes compositores no permanezca tan desconocida como lo ha sido hasta ahora para la mayoría del público. A la larga, tras repetidas audiciones, es seguro que muchos sabrán descubrir en toda esta música numerosas bellezas que antes pasaban inadvertidas.

Sigamos ahora tratando de algunas de las transformaciones que ha sufrido la sinfonía a partir del siglo XIX. A principios de ese siglo vemos aparecer la figura gigantesca de Beethoven. Con él, la sinfonía adquiere una expresión completamente nueva y personal. El temperamento dramático de Beethoven se deja sentir poderosamente a través de sus nueve sinfonías. Casi todas ellas no son más que la apasionada traducción musical de algún estado de ánimo o de alguna experiencia sentimental intensamente vivida. No podemos detenernos en el análisis de estas grandes obras, verdaderos monumentos de sonora arquitectura. Apenas podremos presentar a manera de ejemplo ilustrativo del estilo sinfónico Beethoveniano, el primer movimiento de una de sus sinfonías. Escogeremos el de la Quinta, ya que en dicho movimiento se encuentran admirablemente traducidas esas características dramáticas del genio de Beethoven a que nos hemos referido. La Quinta Sinfonía ha dado motivo a muchos comentarios de toda índole. La evidente dramaticidad de esta música se presta para ello. No debemos, sin embargo, dejarnos llevar por la fantasía. Vale mas prestar atención a la música, pura y simplemente, a esa imponente arquitectura sonora, tan perfecta y hermosa en sí misma.

El tema sobre el cual está basado este primer movimiento de la Quinta Sinfonía, que pronto vamos a escuchar, consta apenas de cuatro notas, las que se presentan más bien como cuatro golpes rudos, viriles, afirmativos, El hecho de que Beethoven en cierta ocasión haya dicho, refiriéndose al oculto significado de esas cuatro notas: “así golpea el destino a nuestra puerta”, ha dado pie a todo genero de interpretaciones tan caprichosas y arbitrarias las unas como las otras. Supongamos que Beethoven no hubiera dicho nunca nada a ese respecto, ¿dejaría por ello de ser menos hermosa o menos musical su Quinta Sinfonía? Cuando oímos música pura, el juez supremo debe ser siempre el oído y nada más que el oído. Todo lo demás, como suele decirse, es literatura.

Escuchemos, pues, atentamente el primer movimiento —allegro—de la Quinta Sinfonía, de Beethoven, con sus extraordinarios, contrastes dinámicos, sus magistrales desarrollos temáticos y su inalterable musicalidad en todo momento. Es uno de los trozos musicales más geniales que se han escrito.


Ludwig van Beethoven, compositor alemán
(Bonn, 1770 - Viena, 1827)

Ejemplo musical:
(audio disponible solo en la versión en CDROM)
Primer movimiento de la Sinfonía Nº 5, en do menor, de Ludwig van Beethoven.

En las sinfonías de Beethoven se hallan como en germen casi todas las transformaciones que luego sufrirá este género musical por obra de los compositores del siglo XIX. No solamente los músicos románticos intensifican la dramaticidad en sus obras sinfónicas, sino que tienden cada vez más a convertir la música pura en música descriptiva. De esta tendencia nació un nuevo género conocido con el nombre de poema sinfónico. Este género de composición, a pesar de ser música instrumental pura, está inspirado en un asunto preciso; la música se rige estrictamente por las diferentes partes o episodios que comprende este programa o argumento inspirador de la composición.

Como obra de transición entre la sinfonía beethoveniana y el moderno poema sinfónico es de mencionar la curiosa Sinfonía Fantástica, del célebre compositor francés Héctor Berlioz. Siendo muy joven Berlioz se enamoró apasionadamente de una bella actriz inglesa. Viéndose desdeñado por ella, quiso entonces traducir musicalmente su desengaño o, mejor dicho, su venganza, ya que no otra cosa es el argumento que concibió para elaborar las diversas partes de que consta la referida Sinfonía Fantástica. La imagen de la amada está simbolizada en un tema melódico que Berlioz denomina la “idea fija”. Este tema lo vemos aparecer a través de toda la Sinfonía, con diferentes matices expresivos, de acuerdo con la escena que el compositor se propone evocar. Entre todas estas escenas, hay una particularmente tétrica. El terrible músico imagina a la amada marchando hacia el cadalso: ¡a tanto llega la ferocidad de su venganza! Naturalmente, todo esto resulta un poco pueril y hasta antipático. Valerse del poder evocador de la música para pintar de manera tan cruda los sufrimientos, la desesperación, el ansia de venganza de un amante decepcionado, es cosa que sólo podía ocurrírsele a un compositor ultrarromántico y medio desequilibrado como lo fue Berlioz. De todos modos, hay que convenir en que su Sinfonía Fantástica señala el punto de partida que luego conducirá hasta la creación del verdadero poema sinfónico.

Y ya que hemos mencionado la marcha al cadalso de dicha sinfonía, oigámosla como ilustración de cuanto hemos dicho. La “idea fija”, la breve melodía que simboliza a la amada, aparece aquí, aisladamente, al final de la tétrica marcha.


Hector Berlioz, escritor, crítico, director y compositor francés (Côte-Saint-André, 1803 - París, 1869)

Ejemplo musical:
(audio disponible solo en la versión en CDROM)
“Marcha al Cadalso” de la Sinfonía Fantástica, de Hector Berlioz.

En próxima ocasión trataremos especialmente acerca del poema sinfónico. Ya hemos dicho, en términos generales, que es un género de composición basado en un programa o argumento cualquiera. La célebre Danza Macabra. de Saint-Saëns, nos ofrece un ejemplo interesante de lo que es un poema sinfónico realizado a cabalidad por un gran compositor. Algunos versos del poeta Jean Lahor le sirvieron de pretexto a Saint-Saëns para componer su Danza Macabra. Dicen más o menos aquellos versos que:

Cadenciosamente la muerte, golpeando con su talón una tumba, ejecuta a media noche, en su violín, un aire de danza. Se oyen chocar los huesos de los danzarines. Mas, de pronto, la ronda se desbanda y huye: es que amanece y ya el gallo ha cantado.

Este extraño ambiente, burlesco a la vez que macabro, ha sido evocado musicalmente por Saint-Saëns con insuperable maestría. Como ejemplo de pintura musical, es esta una de las más notables que se conocen. No hay orquesta sinfónica en el mundo que no tenga en su repertorio la Danza Macabra, de Saint-Saëns. Se destacan especialmente los matices que encierra su instrumentación.


Camille Saint-Saëns, pianista, organista y compositor francés (París, 1835 - Argel, 1921)

Ejemplo musical:
(audio disponible solo en la versión en CDROM)
Danza Macabra, de Camille Saint-Saëns.

 

Notas del Editor

Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este trabajo no están indicadas en los originales.

 

Al utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:

Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos. Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2004

 
 
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