XXXI
El preludio
Cuando hablamos de la suite, dijimos que ésta consistía
en una serie de aires de danzas de un tipo especial. También
dijimos que pronto se estableció la costumbre de comenzar la
ejecución de la suite con un preludio, cuya forma es, por lo
general, bastante libre. Estos preludios u oberturas de suite son muy
importantes, pues ellos forman parte de los géneros precursores
de las grandes formas instrumentales que habrían de desarrollarse
más tarde. En vista de ello, vamos a dedicarle algunos comentarios
al preludio instrumental, desde la época de Bach hasta nuestros
días.
En términos generales, se denomina preludio cualquier
trozo que sirva de introducción a la parte principal de una composición.
El preludio, sin embargo, puede tener un valor y una importancia intrínseca
e independiente, como luego veremos. Con la palabra obertura se designa
más bien el trozo musical que sirve de introducción a
las óperas. Bach, sin embargo, usa la palabra obertura como sinónimo
de preludio, para designar la pieza de introducción que figura
en algunas de sus suites. Para la época de Bach o sea, durante
la primera mitad del siglo XVIII, existían dos tipos de oberturas:
la obertura francesa y la obertura italiana. Lully, quien fue el verdadero
creador de la ópera francesa, en tiempos de Luis XIV, contribuyó
especialmente a la divulgación del tipo de obertura francesa,
la cual consiste en un trozo musical dividido en tres secciones: la
primera y la tercera son de ritmo lento, majestuoso, mientras la segunda
sección, o parte central, es de movimiento vivo y está
escrita generalmente en estilo fugado. Exactamente lo contrario de esta
disposición es la que nos ofrece la obertura italiana, llamada
también obertura scarlattiana, por haber sido el famoso compositor
Alejandro Scarlatti quien mayormente contribuyó a popularizarla.
Es decir, dicha obertura italiana comienza y termina con trozos de movimiento
rápido, alegre, en tanto que la parte central es de ritmo lento.
Oigamos uno de los ejemplos más hermosos de obertura
a la francesa, tomada de una de las suites de Bach. En la parte central
de esta obertura, que es un fugado de movimiento alegre, interviene
la flauta como instrumento solista.

Johann Sebastian Bach, compositor alemán
(Eisenach, 1685 - Leipzig, 1750)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Obertura de la Suite N° 2, en si menor,
de Johann Sebastian Bach.
El nombre de preludio figura como título de un gran número
de composiciones bastante diferentes las unas de las otras, tanto por
su forma como por su contenido musical. Algunos de estos preludios son
muy breves; otros no son más que humildes fantasías de
improvisador, de allí el origen de la palabra preludiar, que
quiere decir improvisar sobre un instrumento algo sin trascendencia
antes de dar comienzo a la ejecución de un trozo musical más
importante y de forma definida. Otros preludios, en fin, son verdaderas
piezas sinfónicas, de imponente arquitectura, como es el caso
de los preludios de algunos dramas musicales de Wagner. La obra de Johann
Sebastian Bach ofrece una variedad extraordinaria en materia de preludios
para uno o varios instrumentos. Tanto en el primero como en el segundo
volumen de la famosa colección de preludios y fugas conocida
generalmente bajo el nombre de El clave bien temperado, hallamos
una infinidad de tipos de preludios, seguidos de sus correspondientes
fugas. Escuchamos ahora, en contraste con la anterior obertura a la
francesa, uno de estos breves preludios de Bach, perteneciente a El
clave bien temperado. Escogeremos el que lleva el N° 3 en el
primer volumen, por ser uno de los más fáciles de comprender.
A pesar de que no hemos hablado todavía de la fuga, creemos que
conviene también oír la que corresponde a dicho Preludio
N° 3 en Do sostenido mayor. De esta manera podremos darnos cuenta
de la relación que existe entre ambas piezas: el preludio y la
fuga.

Johann Sebastian Bach, compositor alemán
(Eisenach, 1685 - Leipzig, 1750)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Preludio y fuga N° 3 en Do sostenido
menor, de El clave bien temperado. J. S. Bach.
Las composiciones de que hemos hablado hasta ahora son verdaderos
preludios, en el sentido de que ellos sirven de introducción
a otras piezas. Existen, sin embargo, preludios concebidos como piezas
aisladas, y en las cuales el carácter de introducción
está más o menos ausente. Es el caso de los célebres
preludios para piano de Chopin, de Rachmaninov o de Debussy. Esta otra
clase de preludios puede decirse que carece por completo de forma fija.
Algunos de ellos, como los que integran la colección de los veinticuatro Preludios de Debussy, llevan títulos evocadores, tales
como: La muchacha de los cabellos de lino, Colinas
de Anacapri, Danzarinas de Delfos, etc. A este mismo
tipo de piezas cortas para piano puede decirse que pertenecen las Romanzas
sin palabras, de Mendelssohn, y también algunas obras pianísticas
que llevan el título de estudios, las que, no obstante su finalidad
pedagógica, deben ser consideradas como obras estéticamente
similares a muchos preludios, tocatas o fantasías.
Las transformaciones del gusto musical desde la época
de Bach hasta el advenimiento de los compositores románticos,
a principios del siglo XIX, se patentiza claramente comparando el estilo
y el carácter expresivo de los preludios del genial autor de El clave bien temperado, con los del apasionado poeta del piano,
Frédéric Chopin. No se explica uno realmente, cómo
es que obras tan diferentes puedan llevar el mismo título de
preludios. Y lo mismo cabe decir al comparar a Chopin con Debussy.
La música como vehículo expresivo de nuestras
emociones más íntimas y personales, he aquí lo
que, para el temperamento romántico, constituye la esencia de
este arte. El preludio de Chopin no es, pues, como el de Bach, una pieza
musical de estilo más o menos severo y en el cual la música
vale por sí misma, por su calidad puramente musical, sino que
se convierte en un canto lleno de sentimiento, un canto casi siempre
patético, en el que Chopin vierte complacido lo más sensible
de su alma y todos sus románticos ensueños.
Escuchemos una de estas obras de Chopin: el Preludio
N° 15, en Re bemol mayor, acaso el más conocido de todos.
Debido a cierta narración que se encuentra en la Historia
de mi vida, de George Sand, suele llamarse a este célebre
preludio La Gota de agua. No tenemos para qué entrar
en explicaciones sobre esta leyenda.
Nos basta saber que este preludio es de carácter
dramático y expresa por momentos sentimientos de profunda desolación.

Frédéric Chopin, pianista y compositor polaco
(Varsovia, 1810 - París, 1849)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Preludio N° 15 en Re bemol mayor (La
gota de agua), de Fréderic Chopin.
Debussy escribió dos libros de preludios. El que
sugiero escuchar pertenece al primer libro, compuesto en 1910. Cada
una de estas piezas es como una pequeña miniatura, de carácter
impresionista, inspirada en algún tema o motivo literario o pictórico.
Se trata simplemente de sugerir un ambiente, de evocar un paisaje, para
lo cual Debussy usa un lenguaje musical sumamente personal y de un refinamiento
muy grande. De este compositor hablaremos después extensamente,
pues su obra es una de las más originales y de las que más
valor artístico tiene en la producción musical contemporánea.
Por el momento no podemos hacer otra cosa sino mencionar sus preludios
para piano, ya que tal es el tema que hemos venido tratando en esta
lección, y, presentarlos como ejemplos muy bellos y originales
de preludios modernos. El que recomiendo oír se titula: La
muchacha de los cabellos de lino. La simple enunciación de
este título basta para dar una idea sobre lo que el compositor
se propone evocar en dicha pieza.

Claude Debussy, compositor francés
(Saint-Germain-En-Laye, 1862 - París, 1918)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
La fille aux cheveux de lin (La muchacha
de los cabellos de lino), de Claude Debussy.
Notas
del Editor
Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este
trabajo no están indicadas en los originales.
Al utilizar parte de este material se agradece citar la
siguiente fuente:
Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos.
Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista
Plaza, Caracas, 2004 |