XXXVII
Música romántica. El vals. Brahms. El vals venezolano:
Delgado Palacios, Teresa Carreño. El Vals de las Flores,
de Tchaikovsky
Cuando hablamos del vals, dijimos que este género
de música bailable empezó a popularizarse desde comienzos
del siglo XIX, gracias a la importancia que le concedieron compositores
tales como Schubert, Weber y Chopin, quienes se cuentan entre los iniciadores
del romanticismo musical en Europa. Los numerosos valses que escribieron
estos compositores no fueron concebidos como piezas para ser bailadas,
sino como pequeñas composiciones de salón, artísticamente
trabajadas. Numerosas obras análogas siguieron componiéndose
durante todo el siglo XIX, con lo cual se enriqueció considerablemente
el repertorio de la música de salón. Pero, junto a estos
refinados valses, casi todos para piano, pronto aparecieron los destinados
a figurar como piezas de baile en todas las reuniones sociales. El auge
alcanzado por tales piezas fue inmenso. Durante más de medio
siglo no hubo ningún aire de danza que le disputara al vals su
supremacía como baile de salón. La polka y la mazurca
no lograron nunca tanta popularidad, a pesar de que también se
divulgaron bastante. Viena fue el centro de donde irradiaron los más
célebres valses del siglo XIX. Los Strauss (Johann y Oscar, sobre
todo), así como los compositores Joseph Lanner y el suizo Emil
Waldteufel, han contribuido más que nadie a imponer el vals,
como baile de moda, durante tantos años. La producción
de estos compositores es demasiado conocida de todos; por lo tanto,
no creemos necesario hablar especialmente de ella. Haremos más
bien algunos comentarios sobre otros valses que recomendamos escuchar,
obras sencillas y elegantes que pertenecen al mismo tipo de piezas de
salón que los valses de Chopin y sus contemporáneos. En
primer lugar, oigamos una Suite de Valses, de Brahms. Este compositor
dejó escritos muchos valses para piano a cuatro manos y también
valses corales para ser cantados a cuatro voces, con acompasamiento.
Brahms fue un compositor muy personal, a la vez que eminentemente nacional.
En Alemania, su patria, se le considera como el continuador de Beethoven
y de Schumann. Buena parte de su obra resulta poco comprensible para
la generalidad de los públicos. Sus Danzas Húngaras y sus valses se han hecho, en cambio, muy populares. En estos últimos
el espíritu humorístico va unido a una emoción
muy intima y a una técnica pianística impecable. De estos
valses hemos escogido los que integran la serie opus 39. Dicha serie
consta de dieciséis pequeños valses, en los que es de
admirar la variedad de ritmos y los contrastes de expresión que
logra el compositor.

Johannes Brahms, pianista y compositor alemán
(Hamburgo, 1833 - Viena, 1897)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Suite de Valses, opus 39, de Johannes Brahms.
Tiene esta Suite de Valses, de Brahms, como habrá
podido observarse, un carácter netamente pianístico; tanto
es así, que los grandes pianistas no tienen reparo en incluirla
con frecuencia en su repertorio. Ello nos indica, pues, la alta categoría
artística que, llegó a alcanzar el vals durante los años
de su florecimiento máximo.
Por lo que a nuestra patria se refiere, sabido es cómo
se popularizó el vals entre nosotros y qué bellos ejemplos
de esta clase de música nos legaron nuestros mejores compositores
del siglo XIX y algunos de la era actual. El inmenso repertorio de nuestros
valses criollos constituye uno de los aportes más interesantes
de la música nacional. Nuestros valses, en efecto, tienen un
estilo muy propio y característico. Ya se trate del vals lento,
sentimental, de expresión tierna o melancólica, ya del
vals alegre y jacarandoso, pariente cercano de nuestro joropo, es lo
cierto que todos ellos ofrecen un interés folklórico poco
común, cuando no un interés realmente artístico.
La musicalidad de nuestro pueblo se manifiesta de muchas maneras, pero
sobre todo en el caso del vals, sorprende ver con qué rapidez
fue asimilado y criollizado, por decirlo así, este género
de música importado de Europa, hasta el punto de que pronto llegó
a convertirse el vals en uno de los géneros más típicos
de nuestra música nacional. Nos limitaremos, pues, a decir, por
el momento, que, en nuestro concepto, nadie hasta ahora ha superado
a Ramón Delgado Palacios en la composición de valses para
piano, de estilo netamente venezolano.[1]

Ramón Delgado Palacios, pianista y compositor venezolano
(Caracas, 1863 - Caracas, 1902)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
La dulzura de tu rostro, vals de Ramón
Delgado Palacios.
Queremos recomendar la audición de otro vals de salón
de autor venezolano, nos remitimos nuevamente al conocido vals Mi
Teresita, de nuestra célebre compatriota Teresa Carreño.
Este sencillo vals tiene, como muchos de nuestros valses criollos, una
primera parte de tipo lento, sentimental, que contrasta con la segunda
parte, de un ritmo más movido. La Carreño, en esta breve
composición, nos ha dejado un modelo de vals romántico,
muy propio de su época y del ambiente social que lo vio nacer.

Teresa Carreño, pianista y compositora venezolana
(Caracas, 1853 - Nueva York, 1917)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Mi Teresita, vals de Teresa Carreño.
El último número musical que comentaremos
será otro vals, pero de un tipo muy diferente al de los valses
que hasta ahora hemos escuchado. Esta vez no se trata de un vals de
salón para piano, sino de una pieza sinfónica de mucho
mayor brillo y desarrollo. Es el Vals de las Flores
que figura como número final de la conocida suite Cascanueces,
del compositor ruso Tchaikovsky. En esta obra, que es también
de fines del siglo XIX, podemos advertir la gran transformación
sufrida por el vals y su extraordinario enriquecimiento como forma musical.
El hecho mismo de que el compositor lo haya incluido en una obra sinfónica,
como es la suite Cascanueces, obra que sirvió de pretexto para
elaborar un ballet, demuestra la importancia que ya para esa época
había adquirido el vals. Hoy día, el vals ha caído
en desuso, como todos sabemos, por lo menos en cuanto baile de sociedad.
La orientación musical de la época presente reclama otro
género de música bailable. El vals, aunque más
musical que la mayoría de las piezas que se estilan en los bailes
de moda, ya no satisface a casi nadie. Su ritmo le resulta demasiado
cadencioso, demasiado blando a la actual generación, cuyo fervor
por la música de ritmos salvajes, o casi, no la conoció
la sociedad de ningún tiempo pasado. Es natural que cada época
tenga su música; ¿por qué la nuestra, tan agitada
y caótica, no había de tenerla también? Oigamos
el Vals de las Flores, de Tchaikovsky, vals de tipo vienés
y uno de los más finos que se han compuesto.

Piotr Ilich Tchaikvosky, compositor ruso
(Kamskovotkinsk, 1840 - San Petersburgo, 1893)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Vals de las Flores, de la suite Cascanueces,
de Piotr Ilich Tchaikovsky. .
Notas
del Editor
Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este
trabajo no están indicadas en los originales.
1.- En su programa radial Plaza tuvo la intención
de ofrecer la audición de un Vals de Ramón Delgado Palacios,
sin embargo no pudo hacerlo por falta de discografía. En su texto
que queja de ello: "Es lástima que no dispongamos de las
necesarias grabaciones fonográficas que permitirían ilustrar
algunos aspectos del vals venezolano del siglo XIX... No se explica
uno cómo entre tantas piezas nacionales que han sido grabadas
en los últimos años, no figura ni uno solo de los valses
de Delgado Palacios". Aquí hemos agregado la grabación
de uno de los más célebres valses de Ramón Delgado
Palacios. [Regresar]
Al utilizar parte de este material se agradece citar la
siguiente fuente:
Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos.
Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista
Plaza, Caracas, 2004 |