XLIII
Música sudamericana. Allende, Troiani, López Buchardo,
Villa-Lobos
El primer hecho significativo que debemos destacar al referirnos
a la música sudamericana, es el auge cada vez mayor que va adquiriendo
la música seria en los países de la América Latina.
Prueba de ello es, entre otras, el que ya algunos críticos musicales
de renombre internacional, empiezan a estudiarla y a tomarla en cuenta
en sus trabajos musicológicos. En el mapa musical del mundo,
el continente sudamericano figura como una región inexplorada,
dice el profesor Slonimsky en un reciente artículo sobre las
actividades musicales en nuestra América. Declara dicho crítico
que muchos músicos serios están convencidos de que
en Sudamérica la música consiste únicamente en
el tango y la carioca. Muchos se sorprenderían, dice, si supieran
que en países como Argentina y Brasil, hay centenares de músicos
que componen en todos los estilos, desde los más tradicionales
hasta los más modernos y vanguardistas. Uno de los que
más han contribuido a hacer que en el mundo se conozca y se valorice
la música seria de nuestro continente es el profesor uruguayo
Francisco Curt Lange. También el musicólogo norteamericano
Carlton Sprague Smith está llevando a cabo una misión
de acercamiento cultural que habrá de ser muy provechosa para
el conocimiento y divulgación de la música latinoamericana.
Las composiciones que vamos a comentar están como
casi todas las del repertorio musical americano, basadas en el folklore
patrio. Son verdaderas estilizaciones, a veces muy originales, de danzas
o canciones populares. Los músicos sudamericanos, siguiendo el
ejemplo de los compositores europeos de las escuelas llamadas nacionalistas,
han estudiado todas las características y posibilidades que encierra
la música popular de cada uno de los países del continente
y, basados en dichos estudios, han escrito numerosas obras de innegable
valor. Tales son, por ejemplo, las Tonadas chilenas del compositor
Pedro Humberto Allende, a quien se le considera como el primero
de los músicos chilenos de prestigio universal y el iniciador
de la corriente nativista en que hoy se encauzan los compositores de
ese país, tratando de crear valores dentro de la música
nacional. Allende ha triunfado ampliamente en el exterior y hoy
sus obras se consideran como las más representativas de la música
nacional chilena. Sus Doce tonadas de carácter popular
chileno, estrenadas en 1922, son obras muy pianísticas y
de factura muy original. En ellas los varios elementos musicales de
la tonada popular chilena han sido magistralmente estilizados.

Pedro Humberto Allende, compositor chileno
(Santiago de Chile, 1885 - 1959)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Tonadas, de Pedro Humberto Allende.
Dos interesantes composiciones argentinas son Milonga,
de Troiani, y Bailecito, de Carlos López Buchardo. No
pertenecen estos autores al llamado grupo Renovación
de aquel país, cuyos componentes siguen las tendencias innovadoras
de los más modernos compositores europeos. Las piezas que recomiendo
escuchar son simples estilizaciones de bailes populares argentinos.
La milonga, con aire de habanera, fue desalojada por el tango; terminó
por perder su carácter de baile, y quedó solamente como
canción no bailable. En cuanto al bailecito, su música
es parecida a la del gato, antigua danza inspirada en el
bolero y la seguidilla españoles, y la cual fue creada por los
gauchos del Río de la Plata. En la estilización de estas
danzas, Troiani y López Buchardo han seguido procedimientos análogos
a los empleados por Albéniz en las danzas españolas.

Carlos López Buchardo, compositor argentino
(Buenos Aires, 1881 - 1948)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Milonga, de Troiani.
Bailecito, de Carlos López Buchardo.
Ninguno de los países latinoamericanos ha producido
hasta ahora un compositor tan fecundo, tan original y, sobre todo, tan
netamente americano como el brasileño Héctor Villa-Lobos.
Por la riqueza de su folklore, fruto de un pasado legendario y de una
naturaleza tan admirable como exuberante, el Brasil era el llamado a
ser uno de los países de América en donde primero se diese,
como un producto natural y espontáneo, el cantor sincero del
alma y de la tierra americana. Villa-Lobos es un músico en todo
el sentido de la palabra. Como compositor no solamente ha escrito multitud
de obras pertenecientes a todos los géneros: óperas, oratorias,
sinfonías, ballets, música de cámara, obras religiosas,
etc., sino que ha creado, además, formas musicales nuevas, tales
como la de los Choros, de los que luego hablaremos. El gran mérito
de Villa-Lobos estriba, no sólo en la calidad y valor intrínseco
de su música, sino también en que ella ha venido a servir
como lazo de unión entre la intelectualidad brasileña
y la sensibilidad popular. El cargo que desde hace varios años
desempeña de Superintendente de la Educación Artística
y Musical en el Departamento de Educación, le ha permitido desarrollar
una labor práctica de gran eficacia en todo el país. Muchas
más cosas habría que decir sobre la personalidad de Villa-Lobos.
Pero es preferible que oigamos algunas de sus composiciones: primero,
tres piececitas para piano entresacadas de una de sus Suites Infantiles.
Estas son: Moreninha (la muñeca mulata o la muñeca
de papel maché), Pobresinha (la pobrecita-la muñeca
de trapo, o la muñeca rota) y Polichineloo (el bufón).
Todas son de un humorismo muy fino y de una gran originalidad.

Hector Villa-Lobos, compositor brasilero
(Río de Janeiro, 1887 - Río de Janeiro, 1959)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Suite infantil A próle do bébé,
de Héctor Villa-Lobos.
Como sucede generalmente con toda obra nueva y atrevida,
las composiciones de Villa-Lobos no fueron bien acogidas al principio.
Se las juzgaba extravagantes. Sus instrumentaciones, sobre todo, parecían
incomprensibles por la extraña manera como suele el músico
amalgamar los timbres. A la larga, no obstante, su genio terminó
por imponerse. De sus numerosos Choros, que son sus obras más
nuevas y personales, podemos escuchar el que lleva el N° 7. El Choros dice el mismo Villa-Lobos, representa una
nueva forma de composición musical en la que se hallan sintetizadas
las diferentes modalidades de la música brasileña, india
y popular, teniendo por principales elementos el ritmo y cualquier melodía
típica de carácter popular que aparece de vez en cuando
accidentalmente, siempre transformada según la personalidad del
autor. Los procedimientos armónicos son, también, casi
una estilización completa del original. La palabra serenata puede
dar una idea aproximada de la significación de Choros.
De este texto se desprende, pues, que la palabra Choros resulta
intraducible. Es un canto sui generis, el canto típico de una
determinada región, el cual se presenta, además, como
rodeado de todas las voces que concurren a evocar el ambiente peculiar
de donde ha brotado. El Choros N° 7, que hemos mencionado,
es una composición para un determinado número de instrumentos,
elegidos de acuerdo con el carácter del ambiente musical que
el compositor quiere evocar. Es de un estilo sumamente moderno.

Hector Villa-Lobos, compositor brasilero
(Río de Janeiro, 1887 - Río de Janeiro, 1959)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Choros N° 7, de Héctor Villa-Lobos.
Notas
del Editor
Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este
trabajo no están indicadas en los originales.
Al utilizar parte de este material se agradece citar la
siguiente fuente:
Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos.
Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista
Plaza, Caracas, 2004 |